El legado tóxico del Teflón

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El descubrimiento del Teflón, el primer “químico eterno”
A principio de los 30, la empresa DuPont estaba interesada en el desarrollo de nuevos refrigerantes clorofluorocarbonos (CFC) dado que estos compuestos habían demostrado tener mayor poder refrigerante y menor toxicidad que los que se venían usando hasta el momento.

En el año 1936, Roy Plunkett, un joven doctor en química recientemente contratado por la empresa, estaba detrás del desarrollo de nuevos agentes refrigerantes. Roy había logrado sintetizar y condensar en cilindros unos 50 kg de tetrafluoroetileno (TFE), pensando que luego lo haría reaccionar con cloro, con el fin de obtener un nuevo CFC.

Cuando Plunkett quiso usar el TFE quedó sorprendido ya que, al abrir la válvula del cilindro, en vez gas, salieron algunas partículas blancas. En un principio, Plunkett pensó que el gas había escapado durante la noche, sin embargo, el peso registrado del cilindro indicaba que estaba lleno. Luego de comprobar que el cilindro no estaba bajo presión, el equipo técnico de Du Pont procedió a cortarlo por la mitad. Plunkett quedó atónito al ver que el gas se había polimerizado y había formado un polvo blanco de aspecto ceroso, extremadamente resbaladizo. Plunkett había sintetizado accidentalmente el politetrafluoroetileno (PTFE), un compuesto que, además de ser resbaloso, resultó ser químicamente inerte y resistente al calor.

La empresa Kinetic Chemicals (una empresa auxiliar de DuPont) patentó al PTFE en el año 1941 y comenzó a comercializarlo en 1945 bajo el nombre de Teflon. Las propiedades antiadherentes e inertes del Teflon hizo que el producto se convirtiese en uno de los plásticos más exitosos jamás producido.

Para el año 1948, DuPont fabricaba casi una tonelada anual de PFTE y se estima que ahora su producción anual a nivel mundial ronda las 60.000 toneladas. Sin embargo, junto a la innegable utilidad del compuesto, su efecto sobre el medio ambiente se convirtió en una sombra que comenzó a crecer, especialmente en las últimas dos décadas.

Al igual que los CFC, cuyo uso llegó a su apogeo en los años 60 para luego decaer por los efectos en la capa de ozono, el PTFE, reconocido como el primer compuesto del grupo de “químicos eternos”, parece seguir un camino similar. El término “químicos eternos” tiene una connotación negativa ya que se refiere a un grupo de compuestos altamente estables que tienen la capacidad de acumularse en el medio ambiente, incluso en organismos vivos.

A continuación, presento la traducción de los párrafos más relevantes de un artículo escrito por Kathryn Crawford y publicado en la revista The Conversation el 10 de abril de 2024. Kathryn Crawford, la autora del artículo, es profesora asistente de salud ambiental de la universidad de Middlebury y se especializa en toxicología molecular y en ecología acuática. La autora busca entender el efecto de los contaminantes ambientales en el sistema endócrino y en el metabolismo en seres humanos y en animales.

SPFA “químicos eternos”: por qué la EPA estableció límites federales en el agua potable para estos contaminantes dañinos para la salud
Cuanto más aprenden los científicos sobre los riesgos para la salud de las SPFA (en inglés, PFAS), presentes en casi todo lo que nos rodea, desde utensilios antiadherentes de cocina hasta alfombras y cera para esquíes, más preocupante se vuelven estos “químicos eternos”.

La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU.(EPA) cree que no existen niveles de concentración seguros para dos SPFA comunes (PFOA1 y PFOS2) en el agua del grifo, y reconoce que concentraciones muy bajas de otros SPFA son riesgosas para la salud. El 10 de abril de 2024, la agencia emitió las primeras normas nacionales de agua potable, legalmente ejecutables, para cinco tipos comunes de SPFA.

Como científica de salud ambiental, estudio a las SPFA. A continuación, presento un breve resumen sobre los riesgos que plantean estos productos químicos y los esfuerzos para regular su uso.

¿Qué son exactamente las SPFA?
El acrónimo SPFA se usa para referirse a sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas. Se trata de un grupo numeroso de sustancias químicas sintéticas (actualmente se estima que hay cerca de 15.000 compuestos químicos) ampliamente utilizadas en productos de consumo y en la industria. Estas sustancias se usan para fabricar productos resistentes al agua, las grasas y las manchas, y protegerlos contra el fuego.

Con frecuencia, las SPFA están presentes en ropa impermeable para el uso al aire libre y en cosméticos; en tapizados y alfombras resistentes a las manchas; en envases de alimentos diseñados para evitar la filtración de líquidos o grasas; y en ciertos equipos para combatir incendios.

De hecho, un estudio determinó que la mayoría de los productos etiquetados como resistentes a las manchas o al agua contienen las SPFA, incluso los que están etiquetados como "no tóxicos" o "verdes". Las SPFA también se encuentran presentes en lugares inesperados, como en ceras de alto rendimiento para esquí y snowboard, ceras para pisos y en dispositivos médicos.

En vista a la gran diversidad de usos de las SPFA, uno puede preguntarse dónde está el problema. La respuesta es simple; las SPFA son perjudiciales para la salud humana y para el medio ambiente.

Algunas de las propiedades químicas que hacen atractivas a las SPFA, también determinan que estas sustancias van a persistir en el medio ambiente durante generaciones. Debido a su uso generalizado, ahora están presentes en forma ubicua en el agua, el suelo y en los organismos vivos; incluso en lugares tan remotos como los glaciares en el ártico y en mamíferos marinos. También están presentes en la sangre de comunidades remotas con dietas de subsistencia y en el 98% de los americanos.

El Servicio Geológico de los Estados Unidos estima que las SPFA más comunes se encuentran en, al menos, el 45% de las aguas potable del país. En junio del 2023, el fabricante de SPFA 3M (que enfrenta demandas), anunció un acuerdo legal por 10.300 millones de dólares para que los proveedores públicos de agua puedan efectuar pruebas y desarrollen tratamientos para mitigar la presencia de las SPFA en las aguas del grifo.

¿Cuáles son los riesgos para la salud por la exposición a SPFA?
Una vez que la gente se expone a las SPFA, estas sustancias permanecen en el cuerpo durante meses o años, según el compuesto y con el tiempo pueden acumularse.

Las investigaciones demuestran consistentemente que las SPFA están asociadas con una variedad de efectos adversos para la salud. Una revisión realizada por un panel de expertos concluyó con un alto grado de certeza, que las SPFA promueven la enfermedad de la tiroides, el colesterol elevado, el daño hepático y el cáncer de riñón y testículo.

Concluyó además que los bebés expuestos en el útero a las SPFA tienen mayor probabilidad de nacer con bajo peso y de responder menos a las vacunas. Al mismo tiempo estas sustancias perjudican el desarrollo de las glándulas mamarias de las mujeres, lo que puede afectar negativamente su capacidad de amamantar.

La revisión también encontró evidencia de que las SPFA podrían contribuir a una serie de otros trastornos como enfermedad inflamatoria intestinal, fertilidad reducida, cáncer de mama y una mayor probabilidad de sufrir abortos espontáneos y desarrollar presión arterial alta y preeclampsia durante el embarazo. Las investigaciones actuales sugieren además que los bebés expuestos prenatalmente a estas sustancias tendrán un mayor riesgo a futuro de sufrir obesidad, pubertad precoz y fertilidad reducida. Colectivamente, ésta es una lista formidable de enfermedades y trastornos.

¿Quién regula las SPFA?
Las SPFA existen desde finales de la década del 30, cuando un científico de DuPont creó por accidente uno de estos compuestos durante un experimento de laboratorio. DuPont lo llamó Teflon, el cual con el tiempo se convirtió en un nombre muy conocido por su uso en sartenes antiadherentes.

Décadas más tarde, en 1998, el fabricante de Scotchgard 3M notificó a la Agencia de Protección Ambiental que las SPFA aparecían en muestras de sangre humana. En ese momento, 3M dijo que ya en la década del 70 se habían detectado niveles bajos de este producto químico en muestras de sangre de personas.

La Agencia para el Registro de Sustancias Tóxicas y Enfermedades tiene un perfil toxicológico para cada una de las SPFA. Además, la EPA había emitido advertencias y pautas basadas en la salud en el año 2022.

Sin embargo, a pesar de la larga lista de riesgos graves para la salud relacionados con las SPFA y la gran cantidad de dinero destinada a la investigación de las SPFA, hasta el momento estas sustancias no habían sido reguladas a nivel federal, en los Estados Unidos.

Las nuevas normas para el agua potable establecen límites individuales para cinco SPFA (PFOA, PFOS, PFNA3, PFHxS4 y HFPO-DA). Los estándares son parte de la hoja de ruta de la EPA para establecer regulaciones a las SPFA.

La EPA también propuso incluir nueve SPFA como sustancias peligrosas según la Ley de Recuperación y Conservación de Recursos, una medida que preocupa a las empresas de servicios públicos y a las empresas que utilizan productos o procesos que contienen PFAS, debido al costo de la limpieza.

¿Cómo podemos reducir la exposición a las SPFA?
Basado en los conocimientos científicos actuales, la mayoría de las personas están expuestas a las SPFA, principalmente a través de su dieta, aunque la exposición a través del agua potable y del aire puede ser significativa en algunas personas, especialmente si viven cerca de industrias relacionadas con las SPFA o contaminadas con estas sustancias.

La mejor manera de protegerse usted y a su familia de los riesgos asociados con las SPFA es informándose sobre las posibles fuentes de exposición.

Los productos etiquetados como resistentes al agua o a las manchas tienen muchas posibilidades de contener las SPFA. Cuando sea posible, verifique los ingredientes de los productos que compra y esté atento a los nombres químicos que contengan "flúor". También es probable que nombres comerciales específicos, como Teflon y Gore-Tex, contengan SPFA.

Verifique si hay fuentes de contaminación cerca de donde vive, como en el agua potable o en áreas relacionadas a industrias de las SPFA. Las estrategias para monitorear y reportar la contaminación varían según la ubicación y la fuente de SPFA, por lo que la ausencia de información fácilmente disponible no significa necesariamente que la región esté libre de problemas de SPFA.

Es posible obtener información adicional sobre las SPFA visitando los sitios web de la Agencia para el Registro de Enfermedades y Sustancias Tóxicas, la EPA y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU.

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1. PFOA: Acido perfluorooctanoico
2. PFOS: Acido perfluorooctanosulfónico
3. PFNA: Acido perfluorononanoico
4. PFHxS: Perfluorohexanosulfonato

¿Sigue la ciencia en deuda con la cura del Alzheimer?

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Cuando la farmacéutica Eli Lilly en el año 2021 decidió abandonar el desarrollo del solanezumab, una droga experimental contra el Alzheimer que estuvo en fase clínica durante más de 15 años, muchos pensamos que la hipótesis amiloide había llegado a su fin.

La hipótesis amiloide, perteneciente a un grupo de hipótesis que trata de explicar la causa de la enfermedad, propone que los síntomas del Alzheimer se desencadenan a causa de la acumulación de placas de amiloides en el cerebro. El solanezumab, cuyo mecanismo de acción se basa en atacar a las proteínas beta-amiloide, no había logrado detener ni reducir el progreso de la enfermedad.

La respuesta a la pregunta que se plantea en el título de este artículo fue elocuentemente expuesta en un artículo publicado en la revista The Nation, escrito por Gregg Gonsalves, un profesor de epidemiología de la Universidad de Yale. Lo que sigue es la traducción de la versión condensada de dicho artículo, publicado en el mes de julio del año 2023.

Mi padre murió de demencia. El proceso fue marcado por un declive largo y lento que tomó casi una década. ¿Tenía la enfermedad de Alzheimer o alguna otra afección neurodegenerativa? No estoy seguro. Hasta donde sé, nunca hubo un diagnóstico definitivo. Pero lo que sufrió mi familia, particularmente mi madre anciana y los asistentes de salud que lo cuidaron, es algo con lo muchos se identifican.

En los últimos años, seguí de cerca los avances en el tratamiento del Alzheimer, no como un científico que trabaja en la enfermedad sino como un observador interesado. Puede que no esté a la altura de los que investigan la enfermedad, pero no me siento demasiado lejos. Mi interés en el Alzheimer es personal, pero no sólo por lo que ocurrió con mi padre sino también por haber tenido VIH durante 25 años y seguido de cerca el desarrollo de las drogas del SIDA. La desesperación y el miedo que se siente ante una enfermedad temida no se pierden.

A pesar de que en el pasado, muchos de nosotros (activistas) hemos presionado para tener un acceso temprano a los medicamentos experimentales del momento, siempre intentamos liderar con los datos en mano. Queríamos tener acceso a nuevas drogas, pero también queríamos saber cuál era el efecto que las mismas tendrían en nuestros cuerpos. ¿Serían beneficiosas o perjudiciales para la salud? “Acceso y respuestas» fue nuestro mantra.

Sé que lo que voy a decir podría no hacerme popular en algunos sectores, sin embargo, lo hago porque veo que lo que hoy se está haciendo en el campo del Alzheimer no tiene el mismo mantra que se usó en el área del SIDA. De hecho, desde mi perspectiva, el campo del Alzheimer se ve sumamente confuso, como así también los medicamentos.

Comencemos con el aducanumab, un fármaco que se dirige a una proteína llamada β-amiloide (también conocida como beta-amiloide), que puede estar asociada con la patogénesis de la enfermedad de Alzheimer. Cuando se envió esta droga experimental a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para su aprobación en año 2021 (bajo la marca Aduhelm), un panel de asesores expertos recomendó no autorizar su aprobación, basada en la falta de evidencias convincentes sobre los beneficios de la droga experimental. La votación no estuvo ni siquiera cerca: 10 votaron en contra y uno fue incierto. Luego la FDA, yendo en contra del consejo de sus propios asesores, decidió aprobar la droga*. A raíz de esta decisión, tres miembros del comité asesor renunciaron, y uno de ellos calificó la decisión como un nuevo mínimo para la agencia. Toda la saga apestaba a conflictos de intereses entre la compañía y los funcionarios de la FDA, hecho que llevó a la prensa a exponer el caso.

Esto no evitó que Harry Johns, el CEO del principal grupo de defensa del paciente, haya elogiado la aprobación en términos grandilocuentes:

«Esta aprobación es una victoria para las personas que sufren de Alzheimer y sus familias. Este es el primer medicamento aprobado por la FDA que retrasa el deterioro cognitivo debido a la enfermedad del Alzheimer. Esto significa que las personas podrían tener más tiempo para participar activamente en la vida diaria, prolongar su independencia y aferrarse a los recuerdos más tiempo. Podremos así prolongar las relaciones que más apreciamos, nuestras familias y amigos «.

La declaración de Johns fue deshonesta de principio a fin ya que no mencionaba las hemorragias cerebrales asociadas al medicamento (un efecto secundario grave), los costos elevados del medicamento y los procedimientos de diagnóstico requeridos con su uso. (La Asociación de Alzheimer luego de criticar el alto precio del medicamento, el fabricante de Aduhelm finalmente redujo el precio a la mitad, a U$28,200 al año).

Y el circo continúa. La FDA también aprobó el Lecanemab (Leqembi)**, después de que el medicamento mostró un beneficio por encima del efecto placebo en la desaceleración del deterioro cognitivo. Una vez más, la Asociación de Alzheimer volvió a sus alegres declaraciones.

«Los datos indudablemente positivos de los estudios clínicos de Leqembi indican que la eliminación exhaustiva de beta amiloide del cerebro conduce a un beneficio clínico», dijo Maria C. Carrillo, PhD, directora científica de la Asociación de Alzheimer. «Este tratamiento puede cambiar el curso del Alzheimer de una manera significativa para las personas en las primeras etapas de la enfermedad, permitiendo prolongar sus actividades cotidianas y vivir de forma independiente».

Disculpen, pero no es tan así. En realidad, los cambios en la cognición son mínimos. Si bien muchos de los defensores de la droga (como es la Asociación de Alzheimer, algunos científicos y médicos) destacaron una diferencia relativa positiva del 27 por ciento entre los tratados y el grupo placebo en el estudio principal, otros rápidamente señalaron que el beneficio clínico es poco probable que sea significativo para los pacientes o sus familias.

Para aquellos que desean profundizar en los datos, Alberto Espay en la Universidad de Cincinnati tiene una infografía que detalla los resultados del ensayo en pacientes con deterioro cognitivo leve. De esta infografía se rescata que es probable que los beneficios del medicamento sean imperceptibles y que los riesgos de hemorragias cerebrales (y otros efectos secundarios (como con el aducanumab), sean sustanciales.

¿Cuán profundamente cruel es todo esto? Aquí tenemos otra droga, con un beneficio potencialmente marginal en el mejor de los casos y toxicidades bien documentadas, que ni siquiera se puede administrar en casa (ya que se administra por vía intravenosa cada dos semanas). El Lecanemab tiene un costo proyectado de U$ 26.500 al año, más el costo del diagnóstico y pruebas de seguimiento estimadas en más de U$ 7.000.

Además, dado que el papel que juega la proteína β-amiloide en la patogénesis del Alzheimer es controversial, significa que no hay un consenso de que dicha proteína deba usarse como herramienta de diagnóstico. La perspectiva de diagnosticar en base a biomarcadores controvertidos puede tener ramificaciones tremendas en las vidas de las personas, por ejemplo, a nivel laboral o disminuir su capacidad para obtener seguros de vida o de atención a largo plazo como los que obtuvieron mis padres.

¿Cuántas personas que quizás nunca irán a desarrollar síntomas clínicos de la enfermedad verán sus vidas alteradas por un análisis de sangre o un escaneo PET para detectar proteína β-amiloide, a pesar de que no esté claro el papel que juega esta proteína en la enfermedad? Muchos defensores de este enfoque también sugieren que cuantificar los beta-amiloides en el cerebro permitirá acceder a los pacientes antes que la enfermedad se manifieste, a pesar de que muchas personas que den positivo a los beta-amiloides quizás nunca lleguen a desarrollar demencia. Dadas las toxicidades de los medicamentos actuales, sus costos e inconvenientes asociados a su administración, evaluar a gran parte de la población con el fin de encontrar candidatos para el tratamiento sobre esta base, parece una locura.

Lo que también preocupa es lo que mejor hacen los nuevos medicamentos (como el aducanumab y el lecanemab): clarear la proteína β-amiloide del cerebro. Este hecho lleva a que exista un enorme incentivo económico para cambiar la definición de la enfermedad, centrándola en la reducción de las proteínas en el cerebro y no en las manifestaciones clínicas de la enfermedad. Este enfoque puede que no beneficie a los pacientes, pero si a empresas farmacéuticas como Biogen y Eisai.

En el mejor de los casos, el papel del β-amiloide en la etiología de la enfermedad de Alzheimer está sujeto a debate. Cambiando las definiciones clínicas, impulsando lo medicamentos basados en la hipótesis amiloide con poco o ningún beneficio, dadas las enormes consecuencias, parece prematuro por no decir imprudente.

Parte de la problemática radica en los que financian al beta-amiloide. Muchos estudiantes de doctorado investigan los efectos del amiloide, cuyos hallazgos conducen a puestos posdoctorales y luego a posiciones superiores. La cadena se mantiene intacta. Si escuchamos términos como «progreso» en base a este tipo de medicamentos, o afirmaciones de que estamos en una nueva era de esperanza para la enfermedad de Alzheimer, se debe a un efecto de retroalimentación que se autoperpetúa.

Aquí es donde nos estamos hoy. Una organización para ayudar al paciente que funciona descontroladamente, un área de investigación que está dividido por controversias sobre las cuestiones básicas de la patogénesis de la enfermedad, compañías que tratan de hacer mucho dinero con medicamentos con poco o ningún beneficio clínicamente significativos. Todo esto sumado a un agente regulador de medicamentos dispuesto a escuchar ofertas. Esta es una carrera hacia el fondo, incentivando el peor comportamiento de todos los sectores involucrados. Aquellos que han sucumbido a afecciones neurodegenerativas como el Alzheimer, como mi padre, y aquellos que ahora viven con la enfermedad merecen algo mejor que esto.

Gregg Gonsalves

Gregg Gonsalves es codirector de la Asociación Global de Justicia de la Salud y profesor asociado de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de Yale.

* Nota del traductor: En junio del año 2021. En cambio, el organismo regulador de medicamentos europeo (EMA) rechazó su aprobación.

** Nota del traductor: La FDA aprobó su uso en julio del año 2023.

¿Necesitamos promover la ciencia?

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Los avances de la ciencia permitieron el desarrollo de las vacunas contra el Covid-19 en tiempo récord

Mientras conducía rumbo a uno de los centros de vacunación de la Zona de la Bahía, California, me parecía imposible que iría a ser inmunizado contra un virus que recién se había descubierto 15 meses atrás. Cuando escribí mi última entrada sobre el tema Covid-19, hace algo más de un año, los cálculos más optimistas de los inmunólogos indicaban que no iría a existir una vacuna antes de los dos años de iniciada la pandemia. Sin embargo, para sorpresa de todos, el 8 de diciembre del año 2020, Margaret Keenan, una irlandesa de 91 años, se volvió conocida al convertirse en la primera mujer en recibir una vacuna contra el SARS-CoV-2, fuera de los estudios clínicos.

La pronta entrada en escena de las primeras vacunas contra el Covid-19 dejó a muchos perplejos, más aún cuando se supo que los datos obtenidos en estudios de fase clínica 3 de los fármacos, sostenían eficacias cercanas al 95%. Este hecho puso en evidencia la increíble capacidad que tiene la ciencia para resolver problemas acuciantes para el ser humano.

Sin embargo, pese a los éxitos de la ciencia, hay un grupo de personas que duda y cuestiona la validez de las conclusiones a la que frecuentemente arriban los científicos expertos en el área. En este contexto, el conocido astrofísico y educador Neil deGrasse Tyson escribió un ensayo corto sobre lo que piensa sobre el fenómeno asociado al movimiento antivacunas y su relación con la ciencia. Lo que sigue es una traducción personal sobre el artículo que Tyson publicó en el The Wall Street Journal, en el mes de marzo de este año.

Neil deGrasse Tyson sobre el año de la pandemia: se necesita mejorar el márketing de la ciencia

Recientemente descubrí que cuando tuvimos que enfrentarnos a un enemigo común a todos, es decir un enemigo de la especie humana, retrocedimos a los instintos primitivos y básicos en lugar de unirnos colectivamente a la batalla. Esta fue una prueba para lo que sucedería en casos de una invasión alienígena, y fallamos. Había esperado ingenuamente que los mismos impulsos tribales que conducen al enfrentamiento entre humanos pudieran controlarse y usarse para enfrentar al virus asesino. Sin embargo, eso no ocurrió.

Aparentemente, hemos pasado a través de un portal donde la pseudociencia, la anti-ciencia, el miedo a la ciencia y la negación de la ciencia prosperan en nuestra cultura. Entramos a un mundo donde los sistemas de creencias culturales, políticas y religiosas anulan las verdades objetivas establecidas por los métodos y herramientas de la ciencia.

Si los emprendimientos de la ciencia se basaran en un método novedoso, no probado, uno podría empatizar con estos sentimientos. Sin embargo, los individuos que luchan en contra de la ciencia son los mismos que no pueden vivir sin sus teléfonos inteligentes de bolsillo, un producto que surge de una combinación de ingeniería de vanguardia, aritmética, conocimientos de información y física espacial. Este hecho es, sin duda, un enigma para los educadores.

Entonces, lo que descubrí durante estos meses de pandemia es que la ciencia necesita mayor publicidad, una quizás más refinada, de forma que nadie vuelva a tomar sus descubrimientos como si fuese algo obvio.

Imaginemos un futuro con campañas publicitarias tales como: volamos por el aire a 800 kph, sentados en una silla acolchada, dentro de un tubo de acero de 100 toneladas, a 10.000 metros de altura, gracias a la ciencia. Nos comunicamos al instante con prácticamente cualquier persona que hemos conocido, independientemente del lugar donde se encuentre, gracias a la ciencia. Tenemos al alcance de la mano toda la información recopilada del mundo, gracias a la ciencia. Ni mi madre ni la suya murieron durante el parto, gracias a la ciencia. La mayoría de la gente solía morir a los 65 o 45 años, algo que ya no ocurre en la actualidad, debido a los avances de la ciencia. Ahora podemos obtener información correcta sobre el pasado, el presente y el futuro de la Tierra, en particular su clima local, nuestro ecosistema y las fuerzas que ejercemos sobre ellos, debido a la ciencia.

En ese futuro imaginario, el Covid-19 nunca se convertiría en una pandemia. Todo el mundo entendería los peligros de la transmisión, y los bastiones de anti-mascarillas, pensando que no pueden transmitir ni contagiarse del virus, se verían tan ridiculos como ver una piscina con una “sección asignada para orinar”.

Hasta que llegue ese momento no olvidemos entonces los esfuerzos de los científicos de laboratorio. Nadie escribe historias sobre los que no se contagiaron y sobrevivieron al SARS-CoV-2 gracias a las vacunas. Por ese motivo es hora de reconocer a los investigadores que desarrollaron las vacunas contra el Covid-19 en tiempo récord. Si los héroes salvan vidas, entonces estos científicos son superhéroes que han salvado la vida de millones, todo, gracias a la ciencia.

La búsqueda de la vacuna contra el Covid-19

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La innovación como fuente inmediata de nuevas vacunas contra el Covid-19

En menos de tres meses, el Covid-19 dejó de ser un virus novedoso que preocupaba solo a los chinos para convertirse en el virus más famoso de los últimos 100 años. Luego de diseminarse rápidamente por Asia, llegó a Europa y cruzó el Atlántico en cuestiones de semanas. Para reducir la propagación del nuevo virus, los gobiernos de varios países cerraron fronteras y aislaron a millones de personas a través de la puesta en vigencia de confinamientos obligatorios y medidas que redujeron sustancialmente la interacción social de sus habitantes.

Schematic of the COVID-19 structure

Estructura del Covid-19

A pesar de escuchar constantemente noticias sobre los estragos que está causando el Covid-19, la mayor parte de la población mantiene un apetito insaciable por escuchar novedades que le devuelva la esperanza de recuperar su rutina, a corto plazo. Podemos estar seguros que esas noticias no van a llegar de políticos ni economistas, sino de un grupo de profesionales al cual los gobiernos siempre pusieron en segundo plano en el momento de asignar partidas de dinero.

Me refiero a los científicos, en este caso, biólogos, farmacólogos, inmunólogos, químicos medicinales y médicos dedicados al desarrollo de medicamentos para tratar o prevenir nuevas enfermedades de origen viral. El colapso económico que está causando el Covid-19, seguramente contribuirá al establecimiento de nuevas políticas de distribución de dinero tendiente a evitar nuevas pandemias.

A pesar de que el dinero que se invierte en investigación determina en gran medida la velocidad con que aparecen nuevos medicamentos, el efecto del mismo no es necesariamente proporcional. Es decir, una cantidad de dinero infinita puesta en investigación no se traduce en el descubrimiento infinitamente rápido de nuevos fármacos. Esto se debe a que en el desarrollo de nuevos fármacos existen pasos (que requieren tiempo) a seguir que no se pueden saltear. Es decir, el tiempo se respeta. Ese es el motivo por el cual es imposible desarrollar un fármaco que sea específico para tratar el Covid-19 en cuestión de meses como todos quisiéramos. En promedio, los medicamentos tardan entre 8 a 10 años en salir al mercado.

La vacunación sigue siendo la intervención pública más efectiva que existe para prevenir una enfermedad infecciosa. Históricamente, las vacunas han tomado más de 10 años en desarrollarse, algunas de ellas varias décadas como las vacunas contra la tuberculosis (21 años), la polio (20 años), las paperas (22 años), la hepatitis B (38 años), etc. ¿Quiere decir entonces que no hay esperanzas de encontrar un alivio inmediato al daño que está causando el Covid-19?

Afortunadamente, existen estrategias que suelen ponerse en práctica en momentos de crisis que podrían derivar en la rápida identificación de uno o varios fármacos que alivien los efectos del Covid-19. Esto es posible determinando candidatos provenientes de estudios clínicos pequeños llevados a cabo con medicamentos que están en uso o en etapas avanzadas del desarrollo los cuales, por la forma en que actúan, podrían servir para tratar la enfermedad del Covid-19. Este enfoque permitió, al día de la fecha, la identificación de la cloroquina, la hidroxicloroquina, el remdesivir y el favipiravir como candidatos clínicos para estudios más prolongados.

En el área de las vacunas, la esperanza de desarrollar a corto plazo una vacuna contra el Covid-19 se basa en el éxito de una estrategia novedosa que aún no ha dado sus frutos, pero que cuenta con fundamentos científicos sólidos. Basada en conocimientos de ingeniería genética, esta estrategia, de funcionar, daría lugar al desarrollo en tiempo récord (mínimo, 18 meses) de una nueva generación de vacunas, conocidas como vacunas ARN.

Lo que figura a continuación es una traducción personal de un artículo publicado en la revista The Conversation que describe las bases científicas sobre las que descansa el desarollo de las vacunas ARN.

Coronavirus: un nuevo tipo de vacuna que usa ARN podría ayudar a derrotar al COVID-19

Hace más de un siglo, el 26 de julio de 1916, una enfermedad viral se extendió por Nueva York. En 24 horas, los nuevos casos de poliomielitis aumentaron en más del 68%. Solo en esa ciudad, el brote mató a más de 2.000 personas. Ese año, a lo largo y a lo ancho de los Estados Unidos, la polio cobró la vida de unas 6.000 personas, dejando a miles más paralizadas.

Aunque los científicos ya habían identificado el virus de la poliomielitis, se necesitaron 50 años para desarrollar una vacuna. Esa vacuna erradicó la poliomielitis en los EE. UU. en menos de una década. Las vacunas son una de las herramientas modernas más efectivas para combatir enfermedades.

Al momento de escribir este artículo, el COVID-19 ya infectó a más de medio millón en todo el mundo y mató a más de 22.000 pacientes. Para evitar que el virus siga infectando y matando, existe una necesidad imperiosa de desarrollar una vacuna. Sin embargo, el desarrollo de la vacuna tradicional lleva, en promedio, 16 años.

Entonces, ¿cómo pueden los científicos desarrollar rápidamente una vacuna para el SARS-CoV-2?

Como inmunólogos, estamos tratando de acelerar el desarrollo de vacunas y terapias con anticuerpos. Actualmente estamos desarrollando vacunas contra el Zika, y ya desarrollamos con éxito, en 90 días, un posible tratamiento protector basado en anticuerpos para detener esa enfermedad viral.

El SARS-CoV-2 usa la proteína espiga para invadir las células humanas

Una vacuna actúa entrenando al sistema inmunológico del cuerpo a reconocer una proteína viral característica llamada antígeno. El SARS-CoV-2, como otros coronavirus, se llama así por la presencia en su superficie de picos en forma de corona. Estos virus tienen tres proteínas en su superficie que encapsulan una cadena de ARN: la envoltura, la membrana y la espiga.. La molécula de ARN contiene las instrucciones genéticas para formar el virus.

Pero los virus no hacen sus propios componentes. En cambio, un coronavirus ingresa al pulmón y posiblemente a otras células de las vías respiratorias usando su proteína espiga como anclaje a las células. Una vez dentro, el ARN viral se transforma en parte de la maquinaria de producción de proteínas de la célula huésped y produce nuevas copias de proteínas virales y ARN, las cuales luego se ensamblan para dar lugar a la formación de nuevos virus.

Una forma de detener una enfermedad es impidiendo que el virus ingrese a las células. Las vacunas logran dicho objetivo enseñando al cuerpo a identificar y atacar al virus antes de que el mismo ingrese a las células sanas.

Una vacuna es esencialmente una preparación pura de uno o más componentes clave del virus, como la envoltura, la espiga o una proteína de membrana, que se inyecta en el cuerpo para darle al sistema inmunológico información previa del virus sin causar la enfermedad. Esta información previa le indica al sistema inmunológico que busque y ataque al virus que contiene esas proteínas específicas, en caso que se ponga en contacto con el virus real.

Sin embargo, el desarrollo de vacunas basadas en proteínas virales puede llevar desde años, como sucedió con el virus del papiloma humano, hasta décadas, como en el caso del rotavirus. Las vacunas basadas en proteínas requieren la producción industrial de proteínas virales en instalaciones con capacidad de garantizar su pureza. El desarrollo de este proceso puede llevar años. De hecho, para algunas de las epidemias recientes, como el SIDA, el Zika y el Ébola, hasta la fecha, no existen vacunas que sean efectivas.

Cómo hacer rápidamente un nuevo tipo de vacuna

Para hacer una vacuna efectiva más rápidamente contra virus nunca antes vistos y de rápida propagación como el SARS-CoV-2, los investigadores de la Facultad de Medicina de Vanderbilt y de otros lugares están utilizando enfoques alternativos. En uno de los enfoques, en lugar de proteínas, una nueva generación de vacunas, llamadas vacunas de mARN, llevará las instrucciones moleculares para producir la proteína vírica.

En lugar de las vacunas estándar donde se usan proteínas virales para inmunizar, una vacuna de mARN proporciona un mARN sintético del virus, que luego el cuerpo del huésped lo usa para producir las proteínas virales.

ARN virales

La mayor ventaja de las vacunas de mARN es que evitan los inconvenientes asociados a la producción masiva de proteínas virales de alta pureza, ahorrando así meses o años para estandarizar y llevar la producción a nivel industrial.

En esencia, las vacunas de mARN imitan la infección natural del virus, pero contienen solo una versión sintética corta del mARN viral que codifica solo la proteína antigénica. Dado que el mARN utilizado en la vacunación no puede formar parte de los cromosomas de la persona, es seguro usarlo. Dichas vacunas de mARN deberían también ser más seguras que las vacunas vivas atenuadas, o las basadas en proteínas virales, porque no conllevan el riesgo de que el virus inyectado se active o que se contamine la proteína.

Una vacuna de mARN contra el COVID-19 lista para entrar en estudios clínicos

Usando esta estrategia, la empresa de biotecnología Moderna Inc. anunció el 24 de febrero que había diseñado rápidamente una vacuna experimental de mARN COVID-19 llamada mRNA-1273, y que estaba lista para entrar en ensayos clínicos en humanos. El mARN-1273 codifica una forma estable de la proteína espiga del SARS-CoV-2.

La idea de usar mARN como fuente de información para que el cuerpo humano fabrique las proteínas virales no es nueva. Hace casi dos décadas que un grupo de investigadores demostraron que el mARN suministrado externamente se traduce en la proteína codificada. Sin embargo, dado que el mARN no es una molécula muy estable, hasta el momento el desarrollo de vacunas de mARN no había podido concretarse. La vacuna mRNA-1273 que se está desarrollando en estos momentos contiene modificaciones químicas que estabilizan su estructura y la empaqueta en forma inyectable usando nanopartículas líquidas.

Anticuerpos basados en ARN

Además de usar mARN como vacuna, los científicos también están usando mARN como medicamento que puede administrarse por vía intravenosa. En este caso, el mARN codifica una proteína-anticuerpo que se sabe ataca al virus. Entonces, en lugar de administrar al paciente directamente los anticuerpos (proteínas), los médicos podrían administrarle al paciente una infusión de mARN conteniendo las instrucciones necesarias como para que el cuerpo sintetice las proteínas-anticuerpos para combatir las enfermedades.

Los anticuerpos efectivos pueden ser identificados rápidamente en los sobrevivientes de una enfermedad. Sin embargo, la producción de tales anticuerpos a nivel industrial va a menudo asociada a bajos rendimientos, purificación ineficiente y modificaciones incorrectas de las proteínas.

La efectividad de dicha estrategia ya ha sido demostrada por el equipo de James Crowe, en Vanderbilt. En estudios con animales, un anticuerpo previamente aislado de un sobreviviente de Chikungunya (una infección viral tropical emergente transmitida por mosquitos que causa dolor articular crónico y artritis) se codificó en un mARN y se lo administró a ratones. El anticuerpo codificado en el mARN protegió a los ratones contra la infección y la artritis asociada al virus, y también creó anticuerpos protectores en macacos. La efectividad de los anticuerpos basados en mARN se está estudiando en ensayos clínicos.

De manera similar, se están aislando anticuerpos específicos contra SARS-CoV-2 de los sobrevivientes de COVID-19. Las instrucciones genéticas para los anticuerpos anti-coronavirus más efectivos pueden codificarse como mARN. Estos anticuerpos codificados con ARNm pueden usarse para tratar pacientes que necesitan atención urgente.

Si bien hay varios enfoques nuevos prometedores, todos están en fase experimental. Nuestra mejor protección contra COVID-19 sigue siendo la prevención y la contención de la enfermedad. Hasta que tengamos una buena vacuna contra el SARS-CoV-2, el distanciamiento social y la vigilancia son nuestra mejor arma.

El coronavirus y su teoría conspirativa

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Este escrito va dirigido a quienes están genuinamente interesados en informarse sobre el contenido de ciertas noticias que circulan por internet que vinculan al nuevo coronavirus con el VIH (el virus que produce el SIDA).

Passengers and a staff member of Vietnam Airlines wear masks while waiting to board at Danang airport. [Kham/Reuters]Si de algo podíamos estar seguros con el advenimiento del nuevo coronavirus es que tarde o temprano irían a aparecer teorías conspirativas para explicar el fenómeno, todas ellas dejando de lado la increíble cantidad de información que apunta a que el coronavirus es de origen natural. Este hecho ya se había observado con los virus de la polio, VIH y Ébola.

Hace unas semanas me llegó por WhatsApp un video con la pregunta: ¿Qué hacemos con esto? La persona que me lo envió estaba preocupada de que la información que contenía el video estuviese circulando libremente por ese medio. El video aseguraba que el coronavirus había sido patentado en el año 2014 por el Instituto Pirbright y que había sido robado del Laboratorio Nacional de Microbiología de Winnipeg, Canadá, y luego llevado al Instituto de Virología de Wuhan para ser utilizado en el desarrollo de nuevas armas biológicas.

En un video similar afirmaban también que el nuevo coronavirus contenía porciones de secuencias genéticas que están presentes en el virus del VIH. Contradiciendo la versión oficial de que la epidemia se había originado en el mercado de mariscos de la ciudad de Wuhan, el video hablaba de la posibilidad de que el patógeno podría haber escapado accidentalmente del laboratorio de virología e iniciado el contagio masivo.

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Instituto de Virología de Wuhan

Una mirada rápida en internet, me llevó a confirmar la veracidad sobre el patentamiento de una versión atenuada del coronavirus. Esta noticia no me sorprendió ya que desde hace tiempo está permitido el patentamiento de microorganismos, generalmente, con la finalidad de poder usarlo para el desarrollo de vacunas o kit de diagnósticos. En este caso el Instituto Pirbright lo había patentado para desarrollar una vacuna para prevenir enfermedades respiratorias en aves y otros animales.

Teorías conspirativas como estas surgen para cubrir la necesidad que tiene un grupo de personas de demostrar que la información que circula por los medios está siempre manipulada para beneficiar a grupos de poder, sea gobierno o corporaciones. Estas teorías generalmente se elaboran en base a hechos reales que luego se distorsionan para darle a la noticia el giro necesario para que la misma pueda impresionar y diseminarse con rapidez. Este fenómeno ocurre, en parte, porque a todos nos atrae pasar primicias y también porque nos resulta mucho más fácil presionar la tecla de “enviar” que invertir tiempo en buscar en internet datos que confirmen la veracidad de la información.

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Instituto Pirbright

Se puede decir que esta teoría conspirativa surgió como daño colateral a una estrategia que se puso en práctica este año para facilitar la cooperación entre científicos a nivel global y lograr así acelerar el desarrollo de terapias efectivas contra el COVID-19. Dado que los trabajos científicos que se aprueban con revisores especializados tardan en promedio 160 días en publicarse, se puso en marcha la iniciativa de abrir páginas de internet para que la gente pueda acceder libremente a artículos científicos, antes de que los mismos sean aprobados. Dos de estas páginas son bioRxiv y arXiv.

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Laboratorio Nacional de Microbiología

Esta estrategia si bien aumenta la velocidad de transferencia de conocimientos, tiene la desventaja de que un artículo mal escrito, o con contenido que no se ajuste a ciertos estándares de publicación, puede adquirir difusión pública. Este es un problema que la comunidad científica no toma con liviandad ya que la experiencia demuestra que los artículos mal escritos o fraudulentos continúan dañando la credibilidad de la ciencia por décadas, aún cuando hayan sido retractados.

El mejor ejemplo que podría citarse es el que ocurrió con el artículo publicado en la revista The Lancet en el año 1998, donde Andrew Wakefield y colegas establecieron erróneamente una conexión entre las vacunas y el autismo. La revista retractó formalmente el artículo en el año 2010, sin embargo, 10 años más tarde los activistas antivacunas lo siguen citando todavía como prueba de que las vacunas causan autismo. El acto de retracción, lejos de disuadir a los activistas, ayudó a reforzar la visión de que las vacunas producen autismo y a probar de que, una vez más, los intereses de la industria farmacéutica prevalecieron por sobre los intereses de la población.

El 2 de febrero de este año, un grupo de científicos hindúes descargó en la página de internet de bioRxiv un artículo que daba a entender que el coronavirus podría haber sido manipulado genéticamente. La misma naturaleza de la noticia llevó a que varios expertos en virología de todo el mundo analicen cuidadosamente el contenido del artículo y emitan sus opiniones. Luego de dos semanas, la revista The Lancet publicó un comunicado firmado por más de 25 científicos de ocho países rechazando la conclusión a la que habían arribado los autores y condenando la teoría conspirativa que dio origen el artículo.

Lo que sigue a continuación es lo que traduje de un artículo publicado en el revista Forbes escrito por Victoria Foster donde explica los motivos por el cual la conclusión a la que arribaron los autores hindúes fue aventurada y, muy probablemente, errónea.

No, el coronavirus de Wuhan no fue diseñado genéticamente para colocar trozos de VIH en su genoma

El coronavirus de Wuhan viene saturando las noticias, las redes sociales y las conversaciones en todo el mundo durante las últimas semanas. Es lógico que las personas tengan preguntas relacionadas a cuándo usar las máscaras o si una vacuna contra la gripe lo protegerá del coronavirus. Junto a la nueva información sobre el brote que aparece en forma continua, también hay una gran cantidad de noticias espurias sobre el virus que está inundando la internet, muchas de ellas con poco mérito científico.

Microscopic view of Coronavirus, a pathogen that attacks the respiratory tract. Analysis and test, experimentation. SarsLa más reciente es algo inusual ya que se basó en un artículo científico real, no aprobado para su publicación, cargado en la página bioRxiv, lugar donde los científicos pueden presentar sus estudios completos o casi completos, antes de ser revisados y aprobados por otros científicos. El trabajo, realizado por un grupo con sede en India, se tituló «Extraña Similitud de Insertos Únicos en la Proteína de Espiga del 2019-nCoV con VIH-1 gp120 y Gag».

Ver la palabra VIH y coronavirus en la misma oración sorprendente, entonces, ¿qué es lo significa realmente?

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Arinjay Banerjee

De acuerdo a Arinjay Banerjee, becario postdoctoral en virología con amplios conocimientos en coronavirus de la Universidad McMaster en Ontario, Canadá, los autores del artículo de bioRxiv, basado en el análisis de múltiples regiones muy cortas de proteínas del nuevo coronavirus, afirmaban que el virus pudo haber adquirido estas regiones del VIH.

Se sabe que algunos tipos de virus pueden intercambiar partes de su código genético. En este caso, los autores del estudio dicen que el coronavirus que está involucrado en el brote más reciente (2019-nCoV) tiene cuatro pequeños fragmentos en su código genético que no se encuentran en otros coronavirus similares como el SARS. Según los autores, estas piezas tienen cierta semejanza con fragmentos de secuencia que también se encuentran en el VIH.

Los autores especularon con que este fenómeno podría no ser una coincidencia y que tal vez los fragmentos de código genético podrían haber sido insertados allí en forma intencional. La teoría de la conspiración fue abordada hoy por un científico del Instituto de Virología de Wuhan de la Academia de Ciencias de China, quien descartó las afirmaciones.

Al ver el documento, la comunidad científica internacional tampoco quedó muy impresionada con la conclusión y las especulaciones presentadas en el trabajo, y rápidamente se dedicó no solo a expresar sus preocupaciones, sino también a analizar los datos a fin de verificar los resultados y conclusiones.

Esencialmente, los científicos descubrieron que, en efecto, hay algunas adiciones en el nuevo coronavirus (que se originó en la ciudad de Wuhan) que no están en otros coronavirus, y que son similares a los fragmentos de secuencia encontrados en el VIH. Sin embargo, lo más importante es que estas piezas del código genético también se encuentran en innumerables otros virus y no hay ninguna razón para creer que provienen específicamente del VIH.

Según Banerjee, los autores compararon regiones muy cortas de proteínas en el nuevo coronavirus y llegaron a la conclusión que los segmentos pequeños de proteínas eran similares a los segmentos en las proteínas del VIH. Banerjee añade que, dado que la comparación de segmentos muy cortos a menudo puede generar falsos positivos, se hace difícil llegar a una conclusión razonable utilizando pequeños segmentos de proteínas.

Uno de los autores, luego de retirar el artículo de bioRxiv, declaró que «no era nuestra intención alimentar teorías conspirativas y que tales afirmaciones no se hacen en este trabajo». El autor declara además que los investigadores revisarán el documento y volverán a analizar los datos antes de enviarlo nuevamente para su publicación.

El artículo, a pesar de haber sido retirado de la página de bioRxiv, estimuló muchas discusiones sobre el VIH y el coronavirus. Muchos preguntaron en las redes sociales por qué se están usando medicamentos contra el VIH si el coronavirus no contiene fragmentos de VIH.

Banerjee dice que algunos medicamentos antivirales pueden funcionar inhibiendo reacciones biológicas que son fundamentales y comunes en la replicación de los virus ARN. Los medicamentos contra el VIH que inhiben la replicación del ARN viral (genoma) o el proceso de síntesis de proteína vira a partir del ARN viral, también pueden funcionar contra otros virus ARN.

Probablemente debido a la atención generada y las críticas que recibió este documento, bioRxiv incluyó en su página la siguiente advertencia: “BioRxiv está recibiendo muchos documentos nuevos sobre coronavirus 2019-nCoV. Hay que tener presente que los mismos son informes preliminares que no han sido revisados por pares. No deben considerarse concluyentes, guiar la práctica clínica/el comportamiento relacionado con la salud, ni diseminarse en los medios de comunicación como si fuese información establecida”.

Publicar artículos científicos como pre-impresos sin ninguna revisión previa es controvertido y complejo. Surge la pregunta válida de si los medios de comunicación deberían cubrir los trabajos científicos antes de ser autorizados para su publicación, teniendo en cuenta el riesgo de desinformar al público en casos donde los resultados presentados no sean de calidad, como lo que ocurrió con el artículo sobre VIH /coronavirus. ¿Se puede decir que este incidente empañó la reputación de las pre-impresiones?

Banerjee no cree que sea así, sino que piensa que ese es el motivo por el que se establecieron las pre-impresiones. La comunidad científica puede proporcionar comentarios antes de la revisión formal por pares. Además ofrecen a los autores la oportunidad de recibir comentarios de una gran cantidad de científicos, más allá de los 2-3 revisores asociados normalmente a las revisiones formales. Banerjee cree que el artículo en cuestión no hubiese pasado la revisión por pares.

Banerjee dice que es una desgracia el hecho de que varios artículos en los servidores de pre-impresión hayan sido mal usados y vuelto virales en las redes sociales, especialmente en estudios que no fueron científicamente sólidos. Sin embargo, Banerjee quedó impresionado por la rapidez con la que otros investigadores desacreditaron el trabajo y volvieron a analizar los datos.


Nota del traductor: en uno de los mensajes en twitter relacionado con el trabajo, Silvana Konermann, profesora asistente de la Universidad de Sanford (@Skonermann) añade: «Acabo de comprobar los resultados. La similitud es espuria. De los 4 insertos que identifican entre el NCov y el SARS, 2 se encuentran en los coronavirus de murciélago. De los dos restantes, solo uno es más similar al VIH, pero es tan corto (6 AA) que la similitud no supera las chances, dada la base de datos».

La amenaza del nuevo coronavirus

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Podemos decir que comenzamos la segunda década del milenio con una carga pesada a nivel de salud: contener a la brevedad el brote de un nuevo coronavirus de alta mortalidad. En noviembre/diciembre del año 2019 se dieron las condiciones necesarias para que un coronavirus que afecta a los animales haya mutado e infectado por primera vez al ser humano. Todo parece indicar que ese fenómeno se dio en el mercado de mariscos de la ciudad de Wuhan, China, donde se vende carne de animales exóticos para consumo humano.

Desde ese momento, hasta el día de la fecha (3/2/2020), el virus logró infectar (casos confirmados) a casi 19.900 personas y causado la muerte de 426. Sin embargo, los resultados de estudios epidemiológicos indican que el número real de infectados podría ser superior a los 100.000.

Lo que sigue a continuación es mi propia traducción editada de un artículo que se publicó el 24 de enero de este año en la revista Science News. El artículo nos informa sobre los aspectos más relevantes de lo que se conoce hasta el momento del brote del virus conocido como nuevo coronavirus 2019 o 2019-nCoV. Vale la pena tener en cuenta que algunos datos del artículo, por tratarse de una epidemia en curso, están desactualizados, a 10 días de su publicación.

¿Cómo es el nuevo coronavirus comparado con el SARS y el MERS?

Ciertas variedades de coronavirus han venido causando resfriados desde hace mucho tiempo. Sin embargo, de vez en cuando surge uno nuevo que comienza a infectar a la gente y les provoca enfermedades graves, incluso la muerte.

Officials with the Centers for Disease Control and Prevention confirmed on Friday, Jan. 24, 2020, that a second case of 2019 novel coronavirus had been confirmed in the U.S.

Nuevo coronavirus 2019 (2019-nCoV)

Eso está sucediendo ahora con el nuevo coronavirus, el cual mató, al menos, a 26 personas y enfermó a 900 desde su aparición en el centro de China en diciembre del año pasado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) está monitoreando la propagación del virus para ver si la declara emergencia de salud pública global.

Aún se desconoce mucho sobre el nuevo coronavirus, al que por ahora se lo llama nuevo coronavirus 2019 o 2019-nCoV. Las lecciones aprendidas durante los brotes previos de otros coronavirus, incluido el síndrome respiratorio agudo severo, o SARS, y el síndrome respiratorio de Medio Oriente, o MERS, pueden ayudar a los funcionarios de salud a evitar algunas de las consecuencias más graves de este nuevo brote.

 ¿Qué son los coronavirus?

Los coronavirus son redondos y están rodeados por un halo de proteínas puntiagudas, lo que les da un parecido a una corona.

Existen cuatro categorías principales, o géneros, de coronavirus. Son los conoce por las letras griegas alfa, beta, delta y gamma. Por el momento se sabe que solo los coronavirus alfa y beta infectan a las personas. Estos virus se propagan por el aire, y solo cuatro tipos (conocidos como 229E, NL63, OC43 y HKU1) son los responsables de alrededor del 10 al 30 % de los resfriados en todo el mundo.

El secreto de que un virus sea un coronavirus está guardado celosamente en su ADN. De acuerdo a Brent C. Satterfield, la designación de coronavirus está más relacionado a la forma en que se ve en el microscopio que a su composición genética. Satterfield es director científico de Co-Diagnostics, una compañía con sede en Salt Lake City (USA) y Gujarat, India, que está desarrollando pruebas moleculares para diagnosticar infecciones causdas por coronavirus.

La composición genética de los coronavirus están codificadas en su ARN. Según Satterfield, con frecuencia, la composición genética entre los virus dentro de una misma familia no son muy similares, al punto que algunos tipos de virus tienen más diferencias entre ellos mismos que la existe ente humanos y elefantes.

Karla Satchell, microbióloga e inmunóloga de la Facultad de Medicina de Feinberg en Chicago, dice que las proteínas del nuevo virus son entre 70 y 99 % idénticas a sus contrapartes en el virus del SARS.

¿Cuán peligrosa es una infección de un coronavirus?

Por lo general, las enfermedades causadas por coronavirus son bastante leves y afectan solo la vía respiratoria superior. Pero el nuevo virus, así como son el SARS y el MERS, es diferente.

Según Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU., en Bethesda, estos tres tipos de betacoronavirus pueden adherirse a las proteínas que cubren el exterior de las células pulmonares y penetrar mucho más profundamente en las vías respiratorias que los coronavirus que causan el resfriado común. Más aún, sostiene que la versión 2019 del coronavirus causa más bien una enfermedad pulmonar que un moqueado.

El daño que provocan estos virus a los pulmones puede derivar en la muerte. En los años 2003 y 2004, el SARS mató a casi el 10 por ciento de las 8.096 personas infectadas a nivel mundial. Según la OMS, el brote de esta variedad de coronavirus causó la muerte de 774 personas.

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Anthony S. Fauci

Según Fauci, el MERS es aún más mortal, ya que es letal en aproximadamente el 30 % de las personas que infecta. A diferencia del SARS, los brotes de este virus aún persisten al punto que, desde el año 2012, ya infectó a 2.494 personas en 27 países y causó la muerte de 858.

El MERS puede propagarse de persona a persona y, en ocasiones, algunas personas conocidas como “super-propagadores” pueden transmitir el virus a muchas otras. El caso más conocido fue el de un hombre de negocios que en el año 2015 contagió a 186 personas con MERS, luego de haber llevado el virus a Corea del Sur. Uno de los hombres contagiados se transformó en otro súper-propagador, transmitiendo el virus a otras 82 personas en solo dos días mientras recibía tratamiento en la sala de emergencias de un hospital.

En este momento, el virus 2019-nCoV parece ser menos virulento, con una tasa de mortalidad de alrededor del 4 %. Según Fauci, ese número puede variar a medida que se diagnostican nuevos casos. De acuerdo la OMS, hasta el 23 de enero de este año, el nuevo coronavirus ya había infectado a más de 581 personas, de las cuales aproximadamente una cuarta parte se enfermó gravemente. Para el 24 de enero, el número de infecciones reportadas había aumentado a al menos 900.

De acuerdo con un análisis de la enfermedad efectuado en los primeros 41 pacientes diagnosticados con 2019-nCoV en Wuhan, China, sugiere que el virus actúa de manera similar al SARS y al MERS. Al igual que los otros dos, el 2019-nCoV causa neumonía. Sin embargo, según una publicación del 24 de enero del año 2020 en la revista The Lancet, el nuevo tipo de virus rara vez produce secreción nasal o síntomas intestinales. La mayoría de las personas afectadas en ese primer grupo estaban sanas, con menos de un tercio con condiciones médicas crónicas que podrían hacerlas más vulnerables a la infección.

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¿De dónde proviene el nuevo coronavirus?

Los coronavirus son zoonóticos, lo que significa que se originan en animales y a veces saltan a los seres humanos. Las primeras infecciones de 2019-nCoV detectadas en diciembre del año 2019 fueron en pacientes que habían visitado el mercado de mariscos de Huanan en Wuhan. A pesar que el mercado cerró el 1 de enero, los funcionarios de salud aún no han determinado el tipo de animal que originó el contagio en humanos.

Los murciélagos a menudo se consideran una fuente de coronavirus, sin embargo, en la mayoría de los casos no son los que transmiten el virus directamente a los humanos. El SARS probablemente saltó primero de los murciélagos a los perros mapache o las civetas de palma antes de dar el salto a los humanos. En estos momentos se están dando en los murciélagos todos los ingredientes necesarios para recrear nuevamente el SARS, pese a que no se vio  ese virus desde el año 2004.

Mientras tanto, el MERS saltó de los murciélagos a los camellos antes de saltar a humanos. Un artículo publicado en el Journal of Medical Virology del 22 de enero, sugiere que el nuevo coronavirus tiene componentes del coronavirus de los murciélagos, pero que son las serpientes las que podrían haber transmitido el virus a los humanos. Sin embargo, muchos virólogos no creen  que las serpientes estén detrás del brote.

¿Qué tan contagiosos son los coronavirus?

Fauci dice que eso depende del coronavirus, sin embargo, ni el SARS ni el MERS han podido mantener la transmisión de persona a persona de la misma manera que los virus de la influenza. Según el científico, eso se debe a que los virus no se han adaptado completamente para infectar a los humanos y quizás nunca lo hagan.

Fauci dice que, aun así, «esta es una familia de virus que anteriormente causaba el resfriado común pero que en los últimos 18 años se observó que es capaz de saltar de especies y causar enfermedades graves en humanos». Fauci y sus colaboradores escribieron un artículo en la revista JAMA el 23 de enero para ilustrar lo que ven como la creciente amenaza de los coronavirus.

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Maimuna S. Majumder

Los funcionarios de salud dijeron que en Wuhan, el nuevo coronavirus pudo transmitirse a través de una cadena de hasta cuatro personas. Según Maimuna Majumder, epidemióloga computacional en el Hospital de Niños de Boston y la Facultad de Medicina de Harvard, los epidemiólogos están tratando de determinar desesperadamente cuán infeccioso es el nuevo virus.

Se conoce como R0 al número que describe a cuántas personas es probable que alguien recién infectado transmita un virus. El SARS, por ejemplo, tenía un R0 entre dos y cinco, lo que significa que en una población totalmente susceptible una persona infectada podría transmitir el virus a otras dos o cinco personas. (El sarampión, mucho más contagioso, tiene un R0 de 12 a 18.)

Las estimaciones para la infectividad del nuevo virus varían entre 1,4-2,5 -de acuerdo a la OMS-, hasta un 3,6-4,0, según los cálculos de Jonathan Read y sus colegas, de la Universidad de Lancaster en Inglaterra. El grupo de Read estima que hasta el momento se identificó alrededor del 5,1 % de los casos en Wuhan.

Según Majumder, este hecho no se debe a que el gobierno chino esté ocultando la gravedad del brote dado que muchas personas podrían haber tenido solo síntomas leves o ninguno. Esas personas probablemente no irían al médico para hacerse la prueba del virus.

Majumder y Kenneth Mandl de la universidad de Harvard, utilizando un método diferente para calcular el R0 del nuevo virus, determinó que su transmisibilidad basada en datos recogidos hasta el 22 de enero, se ubica entre el 2,0 y 3,3.

Mientras tanto, Christian Althaus y Julien Riou, ambos de la Universidad de Berna en Suiza, publicaron datos en la página web Github que respaldan sus cálculos de que la infectividad del nuevo virus está entre 1,4 y 3,8. Se llegó a cada uno de esos números utilizando diferentes métodos. Sin embargo, una infectividad similar al SARS no significa que el nuevo virus vaya a diseminarse de la misma manera.

Según Majumder, el haber experimentado una pandemia como el SARS puede ayudar en la toma de decisiones para la actual epidemia de coronavirus.

¿Qué tratamientos hay disponibles?

De acuerdo a Fauci, lo único que pueden hacer los médicos, por ahora, es tratar los síntomas de la nueva enfermedad. Los investigadores también desarrollaron algunos tratamientos experimentales basados en el SARS y el MERS, incluidos los anticuerpos, que podrían ayudar a combatir las infecciones causadas por el nuevo virus.

La obtención de muestras del nuevo virus podría permitir a los investigadores el desarrollo de anticuerpos monoclonales. Los científicos pueden también aislar células B del sistema inmunitario de personas que ya se recuperaron del virus para producir anticuerpos con el fin de ayudar a otras personas infectadas.

Algunos medicamentos antivirales que demostraron ser prometedores en el tratamiento de MERS ya se están probando contra el virus 2019-nCoV. De acuerdo a lo escrito por Fauci en la revista JAMA también están en proceso algunas vacunas experimentales, incluidas algunas basadas en ARN.

Citaciones

C.L. Paules, H. D. Marston and A. S. Fauci. Coronavirus infections—More than just the common coldJAMA. Published online January 23, 2020. doi: 10.1001/jama.2020.0757.

Ji et alHomologous recombination within the spike glycoprotein of the newly identified coronavirus may boost cross‐species transmission from snake to human.Journal of Medical Virology. Published online January 22, 2020. doi: 10.1002/jmv.25682.

Huang et al. Clinical features of patients infected with 2019 novel coronavirus in Wuhan, ChinaThe Lancet. Published online January 24, 2020. doi: 10.1016/S0140-6736(20)30183-5.

J.F-W Chan et al. A familial cluster of pneumonia associated with the 2019 novel coronavirus indicating person-to-person transmission: a study of a family cluster. The Lancet. January 24, 2020. doi: 10.1016/S0140-6736(20)30154-9.

Majumder and K.D. Mandl. Early transmissibility assessment of a novel coronavirus in Wuhan, China. SSRN. January 23, 2020.

Riou and C.L. Althaus. Pattern of early human-to-human transmission of Wuhan 2019-nCoV. Github. January 24, 2020.

M. Read et al. Novel coronavirus 2019-nCoV: early estimation of epidemiological parameters and epidemic predictions. medRxiv.org. January 24, 2020. doi: 10.1101/2020.01.23.20018549.

Shu and J. McCauley. GISAID: Global initiative on sharing all influenza data from vision to reality.

Elizabeth Holmes, ascensión y caída de la joven mimada del Valle del Silicio

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De niña ambiciosa a empresaria

Elizabeth Holmes, la mujer que se convertiría en la empresaria más joven de la industria del diagnóstico, no era una niña común. De pequeña, Elizabeth pareció tener bien en claro sus objetivos. Solía decir que de grande le gustaría ser una multimillonaria. Cuando le preguntaron si no desearía ser presidente, decía que no, ya que siendo multimillonaria el presidente querría casarse con ella.

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Elizabeth de niña

En la secundaria comenzó a mostrar aptitud por el estudio, hecho que le permitió colocarse entre los mejores promedios de su clase. Sus padres, viendo la gran capacidad intelectual de su hija, comenzaron a pagarle a un instructor para que le diese clases particulares de mandarín, actividad que mantuvo durante toda la secundaria. Al cabo de unos años, el conocimiento de ese idioma le permitió a Elizabeth establecer contactos con universidades chinas y a venderles compiladores C++. Según ella, esa fue su primera incursión en el ámbito empresarial.

Channing Robertson

Cuando llegó el momento de elegir donde continuar sus estudios, eligió a la prestigiosa Universidad de Stanford ubicada en Palo Alto, California, centro y fuente de educación de los fundadores del Valle del Silicio. En el año 2001, la adolescente ganó una prestigiosa beca de estudio y entró en Stanford a estudiar ingeniería química. Haciendo lo que ningún estudiante hace en su primer año de estudio, le pidió a Channing Robertson, uno de sus profesores y decano de la facultad de ingeniería de la universidad, que le permita trabajar en su laboratorio junto a sus estudiantes de doctorado. Luego, sin siquiera darse el lujo de descansar durante el verano, viajó a hacer un internado en el Instituto de Genómica en Singapur. Allí aprendió a detectar el virus que causa el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) en pequeñas muestras de sangre y secreciones mucosas.

Elizabeth Holmes

El futuro de Elizabeth pareció quedar sellado con su experiencia en Singapur. Su cabeza comenzó a dar vueltas alrededor de una idea que, según ella, la llevaría a concretar su sueño: la de fundar una empresa de diagnóstico que sea revolucionaria en el área. Apenas regresó a Stanford, fue a consultar a dos médicos de la universidad sobre su idea. Uno de ellos, el profesor Phyllis Gardner, le dijo explícitamente que “su idea no iba a funcionar”. El otro consultado le preguntó si no era demasiado joven como para iniciar una empresa en un sector tan competitivo.

Elizabeth no escuchó los consejos de los médicos y fue en busca de Robertson, su profesor y consejero de carrera. Le comentó sobre la idea de dejar los estudios y fundar una empresa basada en un parche que no solo administraría el medicamento sino le permitiría al médico seguir en tiempo real los efectos de la medicación. También le mencionó la posibilidad de instalar un chip de un celular en el parche de forma que la información pueda enviarse por vía inalámbrica al médico de turno. Robertson, perplejo con la idea de Elizabeth, pensó cómo él, con más de tres décadas de enseñar y de dar seminarios sobre dispositivos avanzados de suministro de medicamentos, no había tenido una idea similar. Channing tuvo la sensación de estar frente al próximo Steve Jobs.

Según su madre, Noel Anne Daoust, Elizabeth pasó varios días encerrada en su habitación finalizando la escritura de su primera patente. Durante ese tiempo, Noel se aseguró de que su hija se alimente, llevándole regularmente comida hasta su habitación. Con la aprobación de Robertson, con solo 19 años Elizabeth fundó en el año 2003 la compañía Real-Time Cures en Palo Alto, con el dinero que sus padres le tenían reservado para sus estudios. Para ello alquiló un pequeño espacio en el sótano de una casa que albergaba estudiantes, contrató a su primer empleado y comenzó a trabajar en sus ideas.

Ascensión

Un año más tarde, luego de recibir el aporte inicial de un millón de dólares de un inversor allegado a la familia, Holmes dejó sus estudios, rebautizó a su empresa con el nombre de Theranos y entró de lleno en el negocio del análisis de sangre. A partir de allí, la joven empresaria comenzó colectar dinero en forma vertiginosa: 6,9 millones en el 2004, 16 millones en el 2005 y 28 millones en el 2006. La compañía de Holmes permaneció oculta durante casi una década. Recién se hizo visible en el año 2014 cuando la empresaria comenzó a dar charlas y a promocionar sus ideas en los distintos medios. Para esa altura, los inversores habían volcado en la empresa más de 400 millones de dólares y su valor estimado rondaba en los 9.000 millones de dólares. En solo diez años Holmes logró formar uno de los directorios más notorios en el área de la salud, con la presencia de Henry Kissinger, el ex secretario de estado George Shultz, el ex secretario de defensa William Perry, entre otros.

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Holmes promocionando los mini contenedores de sangre

Durante más de una década, Elizabeth había logrado convencer a un grupo importante de inversores que Theranos estaba desarrollando un mini analizador conocido como Edison con capacidad de medir en sangre los niveles de más de 200 marcadores biológicos, 70 de ellos en forma simultánea, con solo dos gotas de muestra. Según la empresaria, Edison tenía las características ideales para convertirse en un producto de consumo masivo, ya que era portátil, con capacidad de hacer análisis a la mitad del costo, con volúmenes pequeños del fluido extraídos sin causar dolor al paciente y con capacidad de obtener resultados en una hora.

Gran parte del éxito de Holmes se debió a que provenía del Valle del Silicio y que su historia era similar a la de muchos empresarios célebres de la zona. Su gran admiración por Steve Jobs la llevó a imitar su comportamiento y a adoptar su mismo estilo de vestimenta. También la condujo a seguir su mismo estilo de trabajo, hecho que demostró ser la clave de su futuro fracaso.

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Elizabeth con Bill Clinton

Steve Jobs acostumbraba a estimular la competición entre departamentos y a mantener un alto nivel de secretismo dentro de la empresa, al punto de que nadie podía comentar lo que hacía, fuera del grupo al que pertenecía. Elizabeth, sin conocimientos en el área de diagnóstico y biotecnología, pensó que si ese enfoque había funcionado con Jobs, también iría a funcionar en su empresa. Sin embargo, la desconexión entre los departamentos de Theranos demostró ser un error fatal ya que el éxito de las empresas de biotecnologías se basa, precisamente, en la integración y coordinación de los distintos departamentos. Esa estrategia llevó al estancamiento sistemático del proyecto ya que cada vez que existía un fallo en el prototipo, nadie pudo saber si se debía a un problema mecánico, químico, biológico o una combinación de todas.

Elizabeth junto a el analizador de sangre Edison

Desde afuera todo parecía andar sobre ruedas, sin embargo, por dentro el clima era tóxico. La rotación de los empleados era sumamente elevada. Así como ingresaban, al poco tiempo muchos renunciaban o eran despedidos. Debido al grado de secretismo de la empresa, el que recién entraba en Theranos no tenía idea del desafío que le esperaba. Algunos empleados al enterarse de lo que debían lograr, supieron de inmediato de que el reto era inalcanzable. A medida que la empresa fue creciendo y la figura de Elizabeth se asemejaba cada vez más a la de Steve Jobs, la mayoría de los empleados comenzaron a temerle ya que cualquier expresión de discrepancia podía costarles el trabajo. El clima laboral de la empresa empeoró aún más cuando Ramesh Balwani tomó la función de presidente en el año 2009. Balwani, un paquistaní millonario y novio de Holmes, ayudó a implementar un régimen de trabajo duro, basado en la obediencia y el temor a la autoridad, hecho que terminó por alienar al personal.

Ramesh Balwani

Algunos empleados comenzaron a preocuparse seriamente cuando la empresa empezó a usar a Edison, un aparato en experimentación, para determinar los niveles de proteína en pacientes con cáncer. El aparato en ningún momento había logrado pasar la etapa de validación ya que los resultados que arrojaba eran imprecisos. Mientras Elizabeth promocionaba a Edison como una máquina capaz de trabajar con un 96% de precisión, los que trabajaban en su desarrollo sabían que el aparato no era confiable y que su precisión raramente alcanzaba el 80%. Cuando se hizo obvio que la empresa había cruzado los límites éticos con posibles consecuencias legales, algunos técnicos y científicos de la empresa optaron por renunciar.

Caída

Elizabeth alcanzó el pináculo de su fama en el año 2015; se había convertido en la niña mimada de la prensa especializada en tecnológica del Valle del Silicio. A esa altura Holmes viajaba por el mundo en jets privados dando charlas en empresas y grupos de inversionistas, y ya había aparecido en tapas de revistas importantes. La prestigiosa revista Forbes la había reconocido como la multimillonaria más joven del mundo y la revista Times como una de las personas más influyente del mundo.

John Carreyrou

Sin embargo, John Carreyrou, un periodista del diario Wall Street Journal (WSJ), desconfiaba de Theranos. Luego de leer el perfil de Holmes en un artículo del diario The New Yorker publicado a fines del año 2014, había quedado molesto con el secreto absurdo y obsesivo de su compañía. John pensó que la historia de Theranos, estaba siendo favorecida por la prensa local, como ya había ocurrido con Apple y otras empresas de tecnología de la zona. Para el reportero, una cosa era aceptar el secreto sobre el próximo celular que iba a salir al mercado y otra, muy distinta, era favorecer y aceptar el secretismo de una compañía que trabajaba en el sector de la salud, uno de los más regulados del país.

A la desconfianza de Carreyrou se le sumaba la de John Ioannidis, un profesor de Stanford quien recientemente se había quejado en el Journal of the American Medical Association de que Theranos no había publicado ningún artículo en revistas de investigación médica.

Tyler Shultz

Luego de hablar con Tyler Shultz, un ex empleado de Theranos y nieto de George Shultz (uno de los miembros del directorio de la empresa), Carreyrou comenzó a investigar secretamente a la empresa. Cuando Holmes se enteró que álguien del WSJ la estaba investigando y que quería entrevistarla, se negó y amenazó con demandar al diario y al informante. Pese a ello, en octubre del año 2015, el WSJ publicó en primera plana el artículo de Carreyrou, afirmando que el dispositivo de análisis de sangre Edison era impreciso en sus mediciones y que la empresa, en la mayoría de los casos, usaba aparatos disponibles comercialmente.

Holmes negó todas las acusaciones y prometió que la compañía iría a publicar datos demostrando la precisión del aparato, hecho que nunca concretó. El mismo día en que se publicó el artículo, Elizabeth apareció en un programa nocturno de televisión diciendo que todo se trataba de un error, afirmando que “eso sucede cuando uno trabaja para cambiar las cosas, primero piensan que estás loco, luego te pelean, y de repente cambias el mundo”.

De ahí en adelante todo fue cuesta abajo para Holmes. En julio del año 2016, Los Centros de Servicio de Medicare y Medicaid (CMS) prohibió a la empresaria que posea, opere o dirija cualquier servicio de análisis de sangre durante dos años. Poco después, Walgreens, la cadena de farmacias más importante del país, anunció que terminaba su relación con Theranos y que cerraba los centros de recolección de sangre en sus establecimientos.

En el año 2017, el estado de Arizona presentó una demanda contra Theranos, alegando que la compañía había lucrado con el análisis de 1,5 millones de muestras sangre mientras ocultaba o tergiversaba hechos relacionados al aparato. En marzo del año 2018 Holmes debió pagar 500.000 dólares a la Comisión de Valores de los Estados Unidos por fraude. Los cargos de fraude incluyeron el haber mentido cuando dijo que la tecnología desarrollada en Theranos estaba siendo utilizada por el Departamento de Defensa de los EE. UU. en situaciones de combate. La compañía también mintió en el año 2014 cuando dijo que había recaudado 100 millones en ganancias, cuando en realidad fueron 100 mil dólares.

Theranos comenzó el proceso de disolución en septiembre del año 2018. El estado de California iniciará en julio del año 2020 un juicio contra Holmes y Ramesh Balwani por nueve cargos de fraude electrónico y por fraude a inversores, médicos y pacientes. Ambos podrían recibir condenas de hasta 20 años de carcel. La historia de Theranos dio origen a una documental de HBO titulada «The Inventor: Out for Blood in Silicon Valley» y al libro «Bad Blood: Secrets and Lies in a Silicon Valley Startup».


Fuentes consultadas

Theranos, Wikipedia. https://en.wikipedia.org/wiki/Theranos

Elizabeth Holmes, Wikipedia. https://en.wikipedia.org/wiki/Elizabeth_Holmes

Bad Blood: Secrets and Lies in a Silicon Valley Startup de John Carreyrou (2018).

 

 

 

 

El paradigma de la vacunación obligatoria: el derecho individual vs la seguridad pública

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Durante mi niñez y adolescencia en Argentina, recuerdo haber tenido que levantarme de madrugada para ir al hospital a recibir las dosis de vacunas que la escuela requería para poder registrarme como alumno. Había que llegar bien de madrugada ya que presentarse a las 5 de la mañana implicaba tener que hacer colas de varias cuadras antes de ser atendido.

Era una actividad para nada agradable por el tiempo de espera y por el pinchazo que íbamos a recibir, pero sabíamos que había que hacerlo si no queríamos ariesgarnos a perder un lugar en la escuela. En esa época nadie cuestionaba la importancia ni la obligatoriedad de vacunarse ya que, en mayor o menor medida, de chicos ya habíamos sufrido o sido testigos de los síntomas de las enfermedades que se intentaba prevenir.

Paradójicamente, 50 años más tardes, cuando esas enfermedades altamente contagiosas dejaron de ser comunes gracias a las vacunas, hay quienes (especialmente en los países del primer mundo) dudan de los beneficios de las mismas y se oponen con vehemencia a que sean obligatorias. A continuación presento una traducción resumida de un artículo recientemente publicado en la revista Nature que expone argumentos a favor y en contra de la vacunación obligatoria.

El caso de la vacunación obligatoria

En el año 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el Reino Unido había erradicado la rubéola. Al año siguiente, la OMS anunció que el país estaba libre de sarampión, luego de confirmar que, por segundo año consecutivo, los casos confirmados de la enfermedad habían caído a menos de 125.

En ese momento, el Reino Unido contaba con tasas de inmunización infantil elevadas ya que habían caído mucho a mediados de la década del 2000, luego que en el año 1998 se afirmara falsamente de que la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR)* estaba relacionada con el autismo. Sin embargo, para el año 2016, más del 95% de los niños de 5 años de ese país habían recibido una dosis de MMR, y aproximadamente el 85% había recibido el refuerzo preescolar que garantiza maximiza inmunidad.

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Efecto del sarampión

El sarampión no se propaga cuando el 95% de una población está inmunizada contra la enfermedad. Este fenómeno, conocido como inmunidad colectiva, constituye la piedra angular sobre la que se basa la OMS para erradicar el sarampión a nivel mundial. Lograr este objetivo libraría al mundo de una enfermedad con una tasa de mortalidad del 1 por 1000. En el año 2010 se pensaba que la erradicación del sarampión ocurriría hacia el año 2020, sin embargo, estamos muy cerca de esa fecha y la enfermedad está lejos de ser erradicada. De hecho, los casos de sarampión están en aumento.

Efecto de la rubéola

Durante el primer semestre de este año (2019), Europa tuvo 90.000 casos de sarampión, más de 17 veces el número reportado en el año 2016. En agosto del año 2019, el Reino Unido dejó de considerarse un país libre de sarampión, al igual que Albania, Grecia y la República Checa. Estados Unidos, el cual experimenta el mayor número de casos de sarampión desde el año 1992, también corre el riesgo de perder la categoría de país libre de sarampión, estatus que logró en el año 2000.

El resurgimiento del sarampión es un síntoma de la disminución de las tasas de inmunización contra las enfermedades infecciosas. Según Paul Offit, pediatra especializado en enfermedades infecciosas en el Hospital Infantil de Filadelfia, Pensilvania, cuando las tasas de inmunización caen y la inmunidad colectiva se debilita, el sarampión es siempre la enferemedad que vuelve primero.

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Efecto de las paperas

A principios de este año (2019), la OMS mencionó a la vacilación en vacunas como una de las diez amenazas más graves para la salud mundial. Como resultado, los gobiernos de todo el mundo están considerando implementar políticas que obliguen la vacunación. En los últimos 5 años, los legisladores en Australia, Francia e Italia han restringido el acceso a las escuelas a los niños no vacunados, incluido el MMR. Algunos estados norteamericanos están aumentando los requisitos de vacunación en las escuelas a fin  eliminar la capacidad por parte de los padres de rechazar legalmente las vacunas por razones no médicas. Respondiendo a la presión pública, incluida una carta de cuatro prominentes médicos de Londres, Matt Hancock , secretario de salud del Reino Unido, anunció de que el gobierno había tomado asesoramiento legal acerca de cómo transformar la vacunación en algo obligatorio.

Una necesidad apremiante

Según Offit, en un mundo perfecto los mandatos no serían necesarios ya que las personas se educarían y tomarían la mejor decisión; asegurando que en ausencia de razones médicas la gente optaría siempre por vacunarse.

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Paul A. Offit

Las evidencias sobre la efectividad de la vacunación son rotundas. Según la agencia gubernamental Public Health England, en el Reino Unido, la vacuna contra el sarampión sumadas a las de las paperas y la rubéola (introducidas en el año 1968 y 1988, respectivamente) evitó 20 millones de casos de sarampión y salvó la vida de 4.500 personas. Las vacunas más utilizadas tienen excelentes registros de seguridad. En términos de mejoras de salud pública, la vacunación es la segunda medida de salud más importante, después de la de proporcionar agua potable.

A pesar de esto, los países no logran, en mayor o menor medida, alcanzar los niveles de cobertura requeridos para lograr la inmunidad colectiva, especialmente para las paperas y la rubéola. De acuerdo a Offit, la información falsa es un problema importante que atenta contra la vacunación ya que asusta a las personas e incita a que tomen malas decisiones.

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Helen Bedford

Otros investigadores afirman que las vacunas son víctimas de su propio éxito. Una encuesta mundial publicada por la fundación benéfica Wellcome con sede en Londres, este año (2019) mostró que la vacilación en vacunas es un problema, especialmente en países de altos ingresos, donde la inmunización generalizada logró que los brotes de enfermedades infecciosas se hayan vuelto poco frecuentes. A medida que los casos se vuelven menos comunes, disminuye el número de profesionales con experiencia de primera mano sobre la seriedad de las enfermedades. La creencia en la necesidad de vacunar se debilita ya que aumenta el número de personas que piensan que es más seguro no vacunar. De acuerdo a Helen Bedford, especialista en salud infantil del Great Ormond Street Institute of Child Health, Londres, cuando la enfermedad deja de existir la gente comienza a poner más atención en el riesgo de la vacuna que en el beneficio que acarrea.

Este es el contexto en el cual surge la idea de obligar la vacunación. Los que están a favor de la vacunación obligatoria dicen que a pesar de que el hecho podría verse como una reducción de la libertad individual, la justificación ética de la intervención es doble. El primer argumento es que el estado estaría actuando para evitar que los padres tomen decisiones en nombre de sus hijos que los dejen expuesto al contagio de enfermedades infecciosas que son prevenibles. Desde este punto de vista, ordenar la vacunación es equivalente al de exigir legalmente a que los niños pequeños viajen en asientos de seguridad apropiados.

El segundo argumento se basa en que la falta de vacunación no solo pone en riesgo al individuo no vacunado, sino también a cualquier persona con la que entre en contacto, incluidos aquellos demasiado pequeños para ser vacunados o que no puedan vacunarse por razones médicas.

El problema detrás de la vacunación obligatoria

Los gobiernos nunca pueden obligar la vacunación ya que es un principio fundamental de la ética médica dar el consentimiento para cualquier procedimiento. La decisión de hacer que la vacunación sea obligatoria es, por lo tanto, una forma de imponer una penalización a quienes no cumplan con la ley.

Una sanción común es excluir de las escuelas a los niños no vacunados por considerarse que son fuentes importantes de contagio. Por ejemplo, en los Estados Unidos desde el año 1980 se observó un vínculo formal entre la vacunación y el ingreso a la escuela. Otros países como Australia, Francia e Italia tomaron medidas similares. Australia también tiene una legislación que retiene ayuda financiera infantil (del estado) a los padres de niños no vacunados sin justificaciones médicas. En Italia, también se les imponen multas a los padres.

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Josephine Sauvage

Sin embargo, las sanciones pueden ser considerablemente más suaves. Por ejemplo, Josephine Sauvage, una de las doctoras de Londres que escribió a la secretaria de salud del Reino Unido, sugiere que se podría registrar el estado de vacunación de los niños al ingresar a la escuela y exigir que los tutores que rechacen las vacunas dejen constancias detallada de los motivos. Sería el primer mandato del Reino Unido desde que se implementó uno para la viruela hace más de 100 años.

Noni MacDonald, pediatra de la Universidad de Dalhousie, Halifax, Canadá, dice que aunque la vacunación obligatoria existió en varias formas durante más de 200 años, hay una escasez de buenos estudios epidemiológicos que muestren los efectos de los diferentes mandatos. De acuerdo a MacDondald, dado que la introducción de nuevas leyes suele ir acompañada de un aumento en la publicidad sobre la vacunación, se hace difícil identificar los efectos específicos de la legislación.

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Noni MacDonald

En los Estados Unidos, el número de estados con mandatos específicos de vacunación proliferó de 20 en el año 1963 a 50 en el año 1980. Esa expansión fue respaldada por encuestas nacionales en la década del 70 que mostraron que la incidencia del sarampión fue mayor en los estados sin mandatos que los estados donde los mandatos se aplicaron estrictamente.

Hay evidencias preliminares que muestran que en Italia y Francia el grado de inmunización aumentó con la introducción de los mandatos. La introducción de la legislación “No Pinchazo, No Pago” que se introdujo en Australia en el año 2015, que retiene los beneficios estatales a los niños no vacunados, condujo a un aumento del 3% en las tasas de vacunación de ese país. La cobertura nacional es ahora casi del 95%.

Varios estados de Norteamérica tomaron medidas tendientes a reducir la capacidad de rechazar la vacunación por razones no médicas. En el año 2016, después de un brote de sarampión muy publicitado en Disneylandia, California, el estado imposibilitó que las personas pudieran optar legalmente por no vacunarse por motivos que no sean médicos.

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Daniel Salmon

Existen evidencias de que la legislación de California está funcionando ya que entre los años 2013 y 2017, la proporción de niños que asiste al jardín de infantes que no estaban al día con sus vacunas se redujo a la mitad. Sin embargo, de acuerdo a Daniel Salmon, director del Instituto Johns Hopkins para la Seguridad de las Vacunas en Baltimore, Maryland, este fenómeno se pudo haber visto afectado por el hecho de que el número de niños no vacunados que reciben educación en sus hogares, en California, casi se cuadruplicó entre los años escolares 2016-17 y 2018-19.

Los problemas equivocados

El problema destacado por la OMS a principios de este año no fue el rechazo de vacunas, sino la vacilación en vacunar. En la mayoría de los países la proporción de la población que se opone firmemente a las vacunas es inferior al 2%. Salmon dice que, por ser el grupo más numeroso, el verdadero problema radica en las personas con preocupaciones sobre los beneficios de las vacunas, hecho que podrían hacerlos dudar en el momento de vacunar. Salmon cree que dado que hasta un tercio de los estadounidenses tiene dudas acerca de las vacunas, establecer leyes más estrictas no soluciona el  problema de base.

Las personas que rechazan de plano las vacunas forman un grupo minoritario que rara vez cambia de opinión. Sin embargo, dado que la población vacilante responde a las campañas de información, Salmon cree que es mejor invertir en educación que en recursos destinados a imponer sanciones por incumplimiento.

Helen Bedford dice que atribuir la falta de cobertura inmunitaria a la vacilación en vacuna deja de lado un problema mayor como es el de garantizar el acceso a las vacunas. Este problema se asocia comúnmente con países de bajos ingresos, especialmente donde existen disturbios políticos y sociales frecuentes que ponen en el peligro los servicios médicos. Este fue el caso de Venezuela y Yemen durante el brote de sarampión en el año 2018.

De acuerdo a Bedford, dado que en el Reino Unido las tasas de vacunación más bajas se registran en áreas pobres donde la gente se mueve con frecuencia, los mandatos punitivos terminan castigando financieramente a los más necesitados.

Aunque menos dramáticos que los mandatos, el uso de servicios flexibles que facilitan el contacto con los médicos también demostró que aumenta la aceptación de la inmunización. Según Bedford, simplemente enviar recordatorios, especialmente para la segunda dosis de MMR, es una de las  estrategias mejores probadas para aumentar la adherencia a los protocolos de vacunación en los países de altos ingresos.

Noni MacDonald desconfía de los políticos que piden leyes cada vez más estrictas ya que ellos van en busca de una solución simple a un problema complejo. Según la pediatra, es preferible considerar cuidadosamente los problemas de fondo asociados a las bajas tasas de inmunización.


  • Nota del traductor: Vacuna triple vírica conocida también como SPR o SRP.

Ervebo, la primera vacuna contra el Ébola

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Este es un mes trascendente en el mundo de la medicina ya que se aprobó Ervebo, la primera vacuna contra el virus del Ébola. Ervebo representa un triunfo de la ingeniería genética ya que es una vacuna basada en un virus atenuado (virus de la estomatitis vesicular), diseñado genéticamente para generar una fuerte respuesta inmunológica contra otro virus, en este caso, el virus del Ébola.

Virus de Ébola sobre la superficie de una célula

La gran epidemia del año 2014-16, conocida como la Epidemia de Ébola de Africa Ocidental marcó un hito en la historia del virus porque mostró que el Ébola es un agente patógeno capaz de matar en el orden de los miles (11.326 personas) y de establecer un brote difícil de controlar en lugares densamente poblados.

La noticia de la aprobación de la primera vacuna contra el virus nos llega en medio de otra gran epidemia, en este caso de la epidemia de Ébola de Kivu que se inició en agosto del año 2018 y que ya se cobró la vida de 2.196 personas. A continuación presento la traducción del artículo que la revista Nature publicó el 12 de noviembre del año 2019 dando a conocer este importante acontecimiento.

Transformando la enfermedad del Ébola en una cosa del pasado

El mundo finalmente tiene una vacuna contra el virus del Ébola. El 11 de noviembre, los agentes reguladores europeos aprobaron una vacuna que ya ha ayudado a controlar brotes mortales del virus, siendo la primera vez que una inmunización contra el virus del Ébola ha superado los obstáculos de un organismo regulador.

La decisión de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) de permitir que la compañía farmacéutica estadounidense Merck comercialice su vacuna, significa que ahora el producto puede acopiarse y potencialmente, distribuirse de manera generalizada, particularmente en África. En 2015, la Alianza de Vacunas Gavi (una asociación mundial de salud que financia los suministros de vacunas en países de bajos ingresos), se comprometió con los fabricantes de vacunas contra el Ébola a comprarles sus productos, una vez que los mismos fueran aprobados por una autoridad sanitaria estricta, como la EMA.

Aunque hay otras vacunas en desarrollo contra el Ébola (una fiebre hemorrágica que causa diarrea severa, vómitos y sangrado), la de Merck es la única cuya efectividad se probó en un brote del virus.

Seth Berkley

La vacuna, patentada por primera vez en 2003*, fue administrada con carácter de emergencia para controlar el brote del virus que se inició el año pasado en la República Democrática del Congo (RDC) y el cual ya mató a más de 2.000 personas. También se administró en el mismo país durante un brote en el año 2018 y en Guinea en el año 2015. En el brote actual de la RDC, cientos de miles de personas recibieron la vacuna de Merck, incluidos más de 60,000 trabajadores de la salud de ese país y varios países vecinos.

Según Seth Berkley, director ejecutivo de Gavi en Ginebra, Suiza “esta vacuna tiene un enorme potencial ya que se utilizó para proteger a más de 250,000 personas en la RDC y bien podría hacer que las epidemias del virus de  sean cosa del pasado». La organización respaldó su almacenamiento y espera construir un suministro global de manera que pueda usarse rápidamente en futuros brotes.

David L. Heymann

De acuerdo a David Heymann, epidemiólogo de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, la aprobación de la EMA hace una gran diferencia.  Sin embargo, enfatiza que la investigación sobre la vacuna de Merck y el desarrollo de otras vacunas contra el Ébola deben continuar. Para Heymann, es realmente importante continuar estudiando las vacunas y desarrollar vacunas de segunda y tercera generación, con capacidad de controlar infecciones causadas por otras variedades del virus y más fáciles de almacenar.

Protección futura

La vacuna de Merck, que salió al mercado con el nombre de Ervebo (conocida por los investigadores como rVSV-ZEBOV-GP), se probó en un ensayo clínico realizado en Guinea hacia el final de la gran epidemia del año 2014. Allí, la vacuna se administró a quienes habían estado en contacto directo o indirecto con personas infectadas con el Ébola. En esa instancia, se comprobó  que la vacuna ofreció un alto grado de protección contra la infección.

Los trabajadores de la salud han utilizado esta estrategia (conocida como vacunación en anillo) en los otros dos brotes en donde se usó el rVSV-ZEBOV-GP. Heymann dice que es importante determinar si la vacuna podría usarse de otras maneras, por ejemplo, en forma preventiva en trabajadores de la salud con probabilidades de ponerse en contacto con el virus en un futuro lejano. Esto implicaría determinar cuánto dura la protección de la vacuna y si una dosis adicional puede extender la inmunidad.

Adrian Hill

Adrian Hill

Según Adrian Hill, un especialista en vacunas de la Universidad de Oxford, Reino Unido, “estos estudios se están llevando a cabo con Ervebo y otras vacunas en desarrollo. La pregunta sigue siendo, ¿cuál sería la mejor vacuna para dar de modo preventivo a los trabajadores de la salud expuestos al virus de Ébola?»

El producto de Merck protege contra la especie Zaire del virus de Ébola, responsable del brote actual de la RDC y del de África occidental de los años 2014-16. De acuerdo a Hill, va a ser  importante desarrollar vacunas contra otras variedades del virus, por ejemplo, contra la variedad de Sudán, que ha causado siete brotes desde 1976.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay otras siete vacunas contra el Ébola en varias etapas de pruebas clínicas. En septiembre del año 2019, la OMS anunció que una vacuna fabricada por Johnson & Johnson sería utilizada en el brote actual de la RDC. La semana pasada, la compañía presentó esa vacuna para su aprobación ante la EMA.

A diferencia de la vacuna de Merck, que se administra en una dosis, la vacuna de Johnson & Johnson requiere una segunda inyección a los 56 días. En la RDC, se administrará a las poblaciones en riesgo de infección, como son los trabajadores de la salud, en áreas donde el virus aún no está circulando.

El próximo mes, la junta de Gavi decidirá si es necesario establecer una reserva mundial de vacuna contra el Ébola. Por otro lado, Merck, también busca la aprobación de la vacuna en los Estados Unidos.


  • Nota del traductor: desarrollada por la Agencia de Salud Pública de Canadá.

El experimento de Tuskegee, haciendo el mal en nombre del bien

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En el año 1932, se inició en los Estados Unidos un experimento en un grupo de afroamericanos con sífilis que iría a marcar un antes y después en la ética de la experimentación en humanos. Visto en retrospectiva, es un estudio que reveló más sobre la patología del racismo que sobre la patología de la enfermedad. Esta es la historia.

La sífilis a principios del siglo 20

Para poder evaluar lo sucedido, vale la pena conocer primero el contexto en el cual ocurrieron los hechos. Durante las primeras décadas del siglo 20 en los Estados Unidos, la segregación racial era una realidad palpable. Entre otros “detalles”, los afroamericanos (negros) viajaban sentados en los asientos traseros de los colectivos, no podían beber de las mismas fuentes de agua que los blancos ni compartir los mismos baños. En la comunidad médica permeaba el concepto de que los de raza negra eran inherentemente menos inteligentes, menos disciplinados y sexualmente más “calientes”. La misma promiscuidad del negro le sirvió a muchos para explicar por qué en el Condado de Macon (Alabama), una zona rural habitada por afroamericanos, un estudio llevado a cabo en el año 1930 había encontrado que el 35% de la población estaba infectada con sífilis, una cifra aproximadamente 10 veces superior a la del resto del país.

Para el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos (SSP), la sífilis, una infección de transmisión sexual causada por el Treponema pallidum, era una enfermedad preocupante por el costo que causaba a los sistemas de salud y porque iba en rápido aumento, especialmente luego de la gran depresión del año 1928. Basado en un estudio retrospectivo que se había llevado a cabo en Noruega entre los años 1891-1910, en 2000 pacientes, se sabía cuál era la evolución natural de la enfermedad, es decir, qué sucedía cuando se establecía la infección y como progresaba si no se la trataba.

 “La mala sangre” y el primer error

En el año 1932, el SSP decidió reducir los casos de sífilis iniciando una campaña de testeo y tratamiento en sur de los Estados Unidos en donde la enfermedad era endémica. Sin embargo, Taliaferro Clark un médico oficial del SSP, consideró que antes de tratar a los pacientes, era mejor conocer primero la evolución natural de la enfermedad en los negros. Clark, al igual que muchos otros médicos, tenía el concepto de que la enfermedad se manifestaba según la raza. En los blancos, al usar más el cerebro, la infección afectaba fundamentalmente al sistema nervioso (conocida como neurosífilis), en tanto que en los afroamericanos, al llevar a cabo trabajos de naturaleza física, la enfermedad se hacía más evidente en el sistema cardiovascular.

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Taliaferro Clark

Con el fin de llevar a cabo los estudios, Clark contactó a Eugene Dibble, director del hospital del Instituto Tuskegee. Sabiendo que el dinero era escaso en esos momentos y que el estudio estaba patrocinado por el SSP y la Fundación Rosenwald, Dibble accedió a cooperar. La Fundación Rosenwald daba legitimidad al estudio ya que era una fundación filantrópica de prestigio dedicada a mejorar la educación y el bienestar de la población de color.

Buscando reducir los costos, Clark ideó un estudio corto de 6-8 meses con una fase inicial de observación, seguida de tratamiento donde no estaba planeado decirles a los pacientes sobre el verdadero objetivo del estudio. Para hacerles creer que estaban siendo tratados desde un principio, el grupo iba a recibir un tratamiento placebo basado en vitaminas y aspirina. Tampoco planeaban decirles que tenían sífilis sino que estaban siendo tratados de “mala sangre”, un término callejero ambiguo que podía significar anemia, fatiga o sífilis. Según Clark, no tenía sentido entrar en detalles sobre el estudio ya que el grupo tratado iba a incluir a campesinos analfabetos incapaces de entender las complejidades de la ciencia.

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Raymond A. Vonderlehr

Para Clark el Condado de Macon, Alabama, era el lugar ideal para llevar a cabo un estudio de observación de la evolución natural de la enfermedad (sin sentido de culpabilidad) en afroamericanos ya que debido a la extrema pobreza en la que vivían, probablemente nunca irían a ser tratados.

Clark buscó la colaboración del joven epidemiólogo Raymond A. Vonderlehr y Oliver Wenger, en ese momento director de la Clínica de Enfermedades Venéreas en Hot Spring, Arkansas. Comprometido con la causa, Dibble sugirió la inclusión en el grupo de la enfermera Eunice Rivers, una mujer de raza negra que había sido entrenada en el hospital que dirigía.

Juntando al rebaño

En Octubre del año 1932, Rivers comenzó con la distribución de panfletos en escuelas e iglesias del Condado de Macon anunciando que los doctores del gobierno retornaban para iniciar un programa de salud. Los aldeanos, muchos de los cuales nunca habían sido examinados por un médico en su vida y bajo promesa de que irían a recibir comida caliente gratis, concurrieron masivamente a la cita.

Oliver Wenger

Los mismos Clark y Vonderlehr estuvieron entre los médicos a cargo de extraer las muestras de sangre y hacer los exámenes físico de 4.400 hombres y mujeres, de los cuales 950 dieron positivo para la sífilis. Del total de infectados, se seleccionaron 399 varones mayores de 25 años con la enfermedad en el estadio tardío. Clark para asegurarse que ninguno de los enfermos seleccionados recibiera tratamiento, dio a conocer sus nombres a los médicos del condado. También se identificaron a 200 afroamericanos sanos. El primer grupo pasó a formar parte del grupo de “tratamiento” y el segundo, el grupo de control.

Paradójicamente, el resto de los afectados con sífilis que no fueron seleccionados fueron tratados contra la enfermedad siguiendo los protocolos del momento, es decir, con salvarsán y soluciones de bismuto. El salvarsán era un medicamento relativamente eficaz en eliminar la infección, sin embargo, era tóxico y el tratamiento requería más de un año de tratamiento.

Matando al juramento Hipocrático, segundo error

Al poco tiempo de iniciado los estudios, Clark le comunicó a los médicos lo que ya presentían: que el estudio no iba a contar con la fase de tratamiento. La razón  era que la Fundación Rosenwald, debido a la fuerte caída del mercado accionario, había quedado sin fondos. Para los médicos, era obvio que un experimento que planeaba durar 6-8 meses no podía incluir un tratamiento que en sí duraba más de un año.

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Eugene Dibble

Clark pensó que el experimento conocido como “El Estudio Tuskegee sobre Sífilis no Tratada en Negros Varones” había llegado a su fin. Los pocos datos que se habían recogido hasta el momento confirmaban que, ¡oh sorpresa!, la enfermedad en los afroamericanos se manifestaba igual que en los de raza blanca, hecho en Noruega. Sin embargo, el fuerte sesgo racista de Vonderlehr iría a impedir que el experimento se cierre. Vonderlehr logró convencer a sus colegas que el estudio no debía concluir hasta que se obtuvieran y analizaran suficientes datos de autopsias como para poder establecer una correlación entre los síntomas y el grado de deterioro de los órganos.

En el año 1933, Clark se retiró del estudio y Vonderlehr quedó al frente del equipo con todo el poder para implementar sus ideas. Una de ellas fue convencer a los enfermos a que se sometan a punciones lumbares, un procedimiento extremadamente doloroso que no dejaba ningún beneficio al paciente y cuya única función era determinar si la infección había alcanzado al sistema nervioso.

Para lograr a que acudan a la cita,  la enfermera Rivers distribuyó panfletos anunciando que los que ya habían sido “tratados” tenían “la última oportunidad de recibir un tratamiento especial”. En este caso se les ofrecía transporte, tratamiento y comida gratis. Para aumentar el grado de participación en el estudio, también se les ofreció a las esposas, el pago del funeral a cambio de que autoricen las autopsias de los cuerpos.

Camino a la infamia, tercer error

El experimento de Tuskegee se hizo conocido en la comunidad médica mundial en el año 1936 ya que los primeros resultados comenzaron a publicarse en revistas médicas de ese año. Paradójicamente, los únicos que desconocían la existencia del estudio eran los que mismos negros que participaban.

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Enfermera Eunice Rivers

En el año 1937, Vonderlehr dejó pasar una vez más la oportunidad de parar el experimento, cuando el Servicio de Salud Pública envió hospitales móviles al Condado de Macon con la expresa intensión de tratar a los afectados por la sífilis. Vonderlehr sin embargo se aseguró que sus pacientes no sean tratados. Hoy resulta obvio que el deseo del jóven médico de avanzar en su carrera profesional a través del experimento de Tuskegee prevaleció sobre sus principios éticos y morales ya que Tuskegee prometía darle publicaciones científicas y reconocimiento en su área.

La llegada de la penicilina, cuarto error

Hasta principios de la década del 40, una de las excusas que solían usar los médicos involucrados en el estudio era que el tratamiento existente era tóxico y no muy eficaz, por lo que invertir tiempo y dinero en  aprender sobre el curso natural de la enfermedad era, a largo plazo, más beneficioso para la sociedad. Según ellos, el experimento de Tuskegee podría determinar que el tratamiento no era necesario en la etapa latente de la enfermedad.

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John R. Heller Jr.

Con la llegada de la penicilina en el año 1945 , el último refugio del mar de excusas que habían sido utilizadas por los médicos hasta ese momento, desapareció de la noche a la mañana ya que la penicilina era de baja toxicidad y sumamente efectiva en curar la enfermedad. A diferencia del tratamiento anterior que requería 70 semanas, con la penicilina la infección se curaba en cuestión de semanas.

Enfrentado al nuevo dilema ético de tener que terminar el ensayo que tanto beneficio profesional le había dejado a él y un grupo numerosos de médicos, el director del estudio, John R. Heller Jr. (discípulo de Vonderlehr), decidió continuar. El pretexto era que no habían logrado efectuar suficientes autopsias. Resulta claro que la intención era continuar con el experimento hasta que mueriera el último de los sifilíticos.

“La buena sangre de los 60”

La década del 40 vino acompañada de profundos cambios en los principios éticos en la experimentación en humanos. La introducción del concepto del “informe consentido”, detallado en el Código de Núremberg escrito en el año 1947, fue probablemente el más importante. El informe consentido especifica que todo individuo sujeto a experimentación tiene el derecho de ser informado de los riesgos y beneficios del estudio. Recién en los años 60 los principios éticos del Código de Núremberg comenzaron a tomarse con seriedad y a enseñarse como materia en la carrera de medicina.

Peter Buxtun

Por ese motivo, recién en los 60 comenzaron a egresar en los Estados Unidos, médicos con conocimientos avanzados de ética. Entre ellos estaba Peter Buxtun, el joven médico que iría a poner fin al estudio de Tuskegee. Una mañana del año 1966, mientras  trabajaba en el SSP en San Francisco, California, Peter quedó perplejo al escuchar que un colega había sido castigado por la sociedad local de medicina por haber tratado con penicilina a un paciente con sífilis. Cuando se informó sobre el caso Tuskegee no pudo creerlo, más aún cuando se enteró que llevaba más de 30 años y estaba siendo patrocinado por el SSP. “Nosotros no hacemos esas cosas en el SSP”, dijo Buxtun indignado.

Para el jóven Buxtun, el hecho de que un experimento de esa naturaleza se haya estado llevando a cabo con pacientes de raza negra, era un claro caso de sesgo racista. En noviembre de año 1966, el médico envió una carta al director de División de Enfermedades Venéreas diciendo que el estudio carecía de ética y moral. Buxtun supo que su caso estaba prácticamente perdido cuando el Centro Para el Control de Enfermedades, con el aval de la Asociación Médica Nacional (representando a los médicos afroamericanos) y la Asociación de Médicos Americanos le respondió que su queja era infundada porque era un experimento que aún no había finalizado.

Unos meses después, Buxtun recibió una invitación para asistir a una conferencia en la ciudad de Atlanta, Georgia, en la que había programada varias conferencias en el área de enfermedades venéreas. Sabiendo que allí irían a estar muchos de los autores del experimento de Tuskegee, aceptó ir, siendo consciente de que ésta era una gran oportunidad para denunciar la atrocidad que tanto lo indignaba.

John C. Cutler

Cuando llegó a la sala lo esperaba John C. Cutler, un cirujano que llevaba trabajando en el proyecto durante más de dos décadas y que sabía sobre la denuncia de Buxtun. Apenas lo vio, lo interceptó y muy exaltado le dijo que su actitud estaba poniendo en riesgo un proyecto muy importante, que no había racismo como él decía y que una vez finalizado el estudio el mismo iría a dejar un gran beneficio a la comunidad negra.

La nueva denuncia de Buxtun no dio el resultado que él esperaba, sin embargo, llevó a que varios doctores del Centro Para el Control de Enfermedades, se reúnan para revisar el caso en el año 1969. De los 6 doctores que formaron en panel, Gene H. Stollerman, un profesor del departamento de medicina de la Universidad de Tennessee, fue el único que sugirió cerrar el experimento y  tratar a los pacientes.

Gene H. Stollerman

Finalmente, a principios  del año 1972, Buxtun denunció el experimento de Tuskegee al periódico Washington Star y la noticia apareció publicada el 25 de julio de 1972 y al día siguiente en primera plana del New York Times. El revuelo causado por la noticia condujo a que el Centro Para el Control de Enfermedades y el Centro de Salud Pública de los Estados Unidos convoquen a un panel de expertos para evaluar el estudio. El panel determinó que el estudio no tenía justificación médica y ordenó su finalización en octubre del año 1972.

Al final del estudio solo 74 de los sujetos de prueba estaban vivos. De los 399 hombres originales, 28 habían muerto de sífilis, 100 habían muerto por complicaciones relacionadas, 40 de sus esposas habían sido infectadas y 19 de sus hijos nacieron con sífilis congénita.

Para evitar que vuelvan a ocurrir casos similares a los de Tuskegee, la agencia reguladora de medicamentos de los Estados Unidos (FDA), creó regulaciones específicas con el objetivo de proteger a los seres humanos de daños físicos o sicológicos durante experimentaciones biomédicas.

Curiosidades

  • La enfermera Eunice Rivers fue la única persona que trabajó en el proyecto desde el inicio hasta su fin (40 años).
  • John Cutler nunca admitió que haya existido algo malo en el estudio y nunca justificó su terminación. Cuttler también condujo los experimento de la prisión de Terra Haute, en Indiana, EE.UU. y los Experimentos de Sífilis en Guatemala en el año 1946, donde los doctores infectaron soldados, prostitutas, prisioneros y pacientes enfermos mentales, con sífilis.
  • John Cutler murió en el año 2003 y en conmemoración por su trayectoria, la Universidad de Pittsburgh inauguró una serie de conferencias con su nombre. Recién en el año 2008 las charlas se sacaron por su participación en el experimento de Tuskegee.
  • Gene H. Stollerman era el único del panel de expertos que no conocía la existencia del experimento de Tuskegee.
  • En el año 1997, el gobierno americano pidió oficialmente disculpas a la comunidad negra por el experimento.
  • El gobierno americano pagó a las víctimas 10 millones de dólares (equivalente a 58 millones en el año 2018) en compensación y tratamiento médico gratuito de por vida a los sobrevivientes y sus familiares.
  • El último paciente del experimento murió en el año 2004.

Fuentes consultadas

Tuskegee syphilis experiment, Wikipedia. https://en.wikipedia.org/wiki/Tuskegee_syphilis_experiment

The deadly deception, YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=qNa8CnC4sSU&t=2567s

Bad Blood: The Tuskegee Syphilis Experiment by James H. Jones (1993).